Madrid y los impuestos
Los impuestos son una de las principales razones por las que residentes fiscales en Catalunya trasladan su residencia a Madrid. Tendencia que podría agrandarse con el reciente anuncio de Cristina Cifuentes de una nueva rebaja de impuestos en Madrid, que sería como potenciar el efecto llamada. Efecto que no sólo afecta a Catalunya sino a todas las comunidades.
Actualmente, solo Madrid mantiene una bonificación del 100% en el impuesto sobre el patrimonio. En la práctica, los residentes fiscales en Madrid no pagan este impuesto, el más sensible para grandes patrimonios. Además, Madrid tiene unos tipos reducidos de IRPF que para los tipos máximos la diferencia es de casi un 10% respecto a Cataluña. El impuesto de sucesiones y donaciones a descendientes es casi inexistente y el impuesto sobre transmisiones patrimoniales pasa del 11% máximo en Catalunya al 6% en Madrid.
Por ello, no es de extrañar que en los últimos meses más de 60 millonarios hayan cambiado su residencia fiscal de Catalunya a Madrid. Madrid no recauda por Patrimonio, pero el Estado recauda unos mil millones de euros al año de los que 560 proceden de Catalunya. Los responsables de los tributos en Catalunya tampoco han sido avezados. Un impuesto alto de patrimonio (tipo máximo del 2,75%, superior al rendimiento financiero) es “pan para hoy y hambre para mañana”, pues son contribuyentes con rentas altas los que cambian de residencia fiscal y ello lleva a una menor recaudación por IRPF en los siguientes años.
Esta desproporcionalidad, alimentada ideológicamente desde la época de la campaña contra el Estatut, ha sido un germen del problema catalán. Un germen patógeno. Esta situación, fundamentalmente, no es responsabilidad del ministro Montoro, consciente de que el nivel de ingresos tributarios de Madrid se nutre del efecto capitalidad, con la concentración de poder que ello conlleva, que le permite el dumping fiscal. En ningún caso, se debe a la buena gestión de Esperanza Aguirre, Ignacio González o Cristina Cifuentes. Ingresos que se verán incrementados al concentrar en Madrid a la mayoría de millonarios del Reino de España, como si de un paraíso fiscal se tratara.
Pero sí será responsable el ministro si no toma medidas como la derogación del obsoleto Impuesto de Patrimonio. En la UE, solo España mantendrá este impuesto en el 2019, después de la supresión prevista en Francia. Además, deberá establecerse un tipo mínimo y máximo del impuesto sobre sucesiones y donaciones y límites sobre base exenta y bonificaciones. Tipos que han de ser razonables y acordes con la UE, ya que en la mitad de estados no existe y la media ponderada en la eurozona está en el 12%, frente a un tipo máximo del 34% que se aplica en el Estado. Procede parar normativamente el flujo de cambios de residencia fiscal cuyo objetivo principal sea evitar o reducir el pago de impuestos.
En la UE, sólo España mantendrá el impuesto de patrimonios en el 2019