Un desarrollo rural sostenible es posible: El Cantero de Letur
Lo que empezó como un experimento, hace dos décadas, se ha convertido en un modelo de empresa sostenible que produce lácteos ecológicos de gran calidad.
La demanda actual de productos ecológicos es cada vez más alta y una nueva realidad que ha venido para quedarse. El impacto de una agricultura y ganadería ecológicas no repercute solo en el medio ambiente o en la salud de los consumidores, debe conllevar un proceso de producción que tenga en cuenta la zona de donde proviene, su economía y los recursos, tanto sociales y humanos como económicos y naturales. Aunque el concepto de agricultura ecológica es muy amplio, su característica central siempre es la ausencia de aditivos de síntesis química en todas las partes del proceso de producción, y el respeto al medio ambiente y a los animales. De este modo, para que un producto pueda ser denominado como tal, debe cumplir una normativa muy exigente en todas sus fases de producción, desde el alimento de los animales hasta su elaboración final. Y siempre debe llevar el sello del organismo pertinente que lo avale.
En España, empezamos a tener una agricultura y ganadería ecológicas que consiguen ser rentables y para las que hay demanda. Si hablamos de ganadería y productos lácteos ecológicos, uno de los pioneros fue El Cantero de Letur, que comenzó con su propuesta en el año 1989, cuando en nuestro país aún no se hablaba de productos ecológicos.
Letur es un pequeño pueblo de 600 habitantes de la provincia de Albacete. Está situado en una bonita zona de la sierra del Segura. Es una zona donde la gente joven ha preferido irse a la ciudad, a estudiar o buscar trabajo, los recursos económicos son pocos y la despoblación ha sido una constante. La idea original de su fundador, Francisco Cuervo, era hacer un producto ecológico, aprovechar los recursos naturales de la zona y ayudar a desarrollar la economía deprimida del territorio.
PIONEROS EN LÁCTEOS ECO
Los comienzos fueron difíciles, de mucho aprendizaje, de concienciación y de pérdidas económicas. El propio Francisco Cuervo explicaba así su proyecto: “¿Qué intento hacer? Crear una pequeña empresa agrícola y ganadera que transforme su producto básico –la leche– en queso. El objetivo principal de esta pequeña empresa no es ganar dinero. La rentabilidad es una condición para nuestro mantenimiento y desarrollo, pero no es el objetivo principal. Este es crear vida y trabajo, de modo que la salud, tanto de las tierras como de los animales, y de las personas que trabajan en ella, y de las que consuman sus productos se vea favorecida.” En los 90 no existía una concienciación sobre la agricultura ecológica, y la empresa comenzó desconociendo muchas cosas. Tampoco existían alimentos para el ganado certificados y no había un mercado, ya que el consumidor final aún no estaba dispuesto a pagar más por productos que no conocía. Todo esto les llevó a tener muchas pérdidas y dudas. Su fundador enfermó en el año 93, y su esposa, Pilar Lecina, junto con un socio Juan Leralta, lograron estabilizar el negocio.
La clave fue involucrar a los ganaderos de la zona para que empezaran a producir leche de cabra mediante procedimientos ecológicos, tras comprometerse con ellos a adquirir toda la que produjesen a un mayor precio que la leche convencional. Y en esa primera fase comenzaron a elaborar yogur con la leche comprada a los ganaderos de la zona. De esta manera consiguieron un hito muy importante: ser la primera empresa productora de yogur de cabra ecológico del país, en 1995.
A partir de 1999, se inició una nueva etapa en El Cantero de Letur: se instalaron en una fábrica, aumentando su capacidad de producción, y desarrollaron la investigación para obtener más calidad y seguridad alimentaria. Pablo Cuervo, hijo del fundador, tomó la dirección del proyecto en esa etapa, siguiendo la filosofía inicial y los ideales de su padre.
La visión de su fundador de crear una fábrica de productos lácteos y quesos fue muy acertada, ya que después de 25 años de recorrido la empresa ha conseguido crecer, ser rentable y posicionarse, ser sostenible, cuidar de la salud y el medio ambiente y, a la vez, contribuir a desarrollar una zona desfavorecida como era Letur. Dan empleo a decenas de personas directamente y a través de ganaderías que producen para ellos y se crearon específicamente para cubrir la demanda que El Cantero de Letur tenía de leche ecológica. La red económica y social que han generado en la zona es de gran importancia y demuestra que otro desarrollo rural es posible.
Su mercado, que comenzó siendo solo para el entorno de la sierra del Segura, se ha extendido de producto exclusivo y limitado a un mercado de clientes conocedores de este tipo de productos –herbolarios, asociaciones de consumidores, tiendas de productos ecológicos– y ha logrado ampliarse a grandes superficies con secciones de productos ecológicos, como El Corte Inglés o Carrefour, por ejemplo, y llegar al gran público.