La Vanguardia

La revolución de las burbujas

Los espumosos viven un gran momento, no solo por la aparición de los Cavas de Paraje Calificado sino también por el resurgir de nuevos estilos y variedades en los vinos tradiciona­les.

- Texto: NÚRIA MARTÍ

Los vinos espumosos son los que más han crecido en los últimos años. Según la Organizaci­ón Internacio­nal de la Viña y el Vino (OIV), el consumo de espumosos en el mundo creció en diez años (20032013) un 30%, siendo Alemania y Francia los países donde fue mayor. En España, el consumo de burbujas parecía estar en caída libre en 2015, pero nuevas propuestas han conseguido revitaliza­rlo y llevarlo a su mejor momento.

El vino espumoso más importante en nuestro país sigue siendo el cava, elaborado en un 95% en Catalunya, pero permitido en otras seis provincias. Se elaboran anualmente unas 240 millones de botellas de cava al año. La gran novedad de la temporada es el Cava de Paraje Calificado, una nueva categoría de cava premium. De momento, solo quince vinos de nueve bodegas han conseguido ese sello. Las condicione­s para obtener dicha distinción incluyen que toda la uva debe proceder de una misma finca, la viña debe ser propia y tener más de diez años de edad, el vino debe ser vinificado en la misma bodega, tener una crianza mínima de 36 meses, y debe ser

brut nature o brut. Las bodegas que han conseguido reunir todas las condicione­s son Recaredo, Gramona, Codorníu, Freixenet, Torelló, Juvé & Camps, Alta Alella, Sabaté i Coca y Vins El Cep.

UNA APUESTA ‘PREMIUM’

La creación del Cava de Paraje Calificado y la apuesta por la categoría de productos premium fue una de las reacciones del Consell Regulador del Cava cuando, en 2012, algunas bodegas de El Penedès abandonaro­n la DO por la bajada de calidad, precio y reputación que estaba experiment­ando el sector del cava. Algunas de ellas iniciaron su camino en solitario, como es el caso de Raventós i Blanc, y otras decidieron cobijarse bajo el paraguas de la DO Penedès, creando posteriorm­ente la subcategor­ía de Clàssic Penedès. Josep Maria Albet, presidente de la DO y propietari­o de la bodega Albet i Noya, admite que “con Clàssic Penedès hemos roto el estigma, sobre todo en exportació­n, de que el cava tiene que ser barato. Podemos y debemos ofrecer un producto de calidad y ya no hay excusa para que nos exijan un precio bajo”, dice. Clàssic Penedès nació con la voluntad de ofrecer espumosos con mínimos de calidad garantizad­a, por eso todas las uvas deben proceder de los límites de la DO Penedès, ser de cultivo ecológico y tener una crianza mínima de 15 meses. Actualment­e, 17 bodegas elaboran sus vinos espumosos bajo el sello de Clàssic Penedès, y su producción se situó alrededor de las 620.000 botellas en 2017.

Más allá del cava, muchas regiones están apostando por espumosos de calidad. Por poner solo algunos ejemplos, en Galicia sorprenden los espumosos elaborados a partir de albariño (Martín Codax); en el País Vasco, existen espumosos a base de hondarrabi zuri (Doniene Gorrondona); en Jerez, la palomino es también burbujeant­e (Barbadillo); el popular verdejo, en Rueda, ya hace tiempo que su sumó al movimiento (Cantosan), y en Lanzarote, la bodega Los Bermejos produce un espumoso de malvasía volcánica que nada tiene que envidiar a las burbujas peninsular­es.

EL ANCESTRAL NATURAL

como se pudo constatar en la feria Vellaterra, celebrada en Barcelona el pasado mes de febrero. Los espumosos ancestrale­s acostumbra­n a ser jóvenes, divertidos, aromáticos y creativos. Superada la barrera de que el vino espumoso solo puede ser cava y solo puede estar elaborado con variedades como macabeo, xarel·lo y parellada, aparecen nuevos registros como los ancestrale­s de cariñena blanca (Cosmic), de malvasía (Vega de Ribes), de sumoll (Clos Lentiscus), de mandó (Mas Candí), de sauvignon blanc y semillon (Castell d’Encús) y tantos otros todavía sin explorar. Un nuevo tipo de vino que está conquistan­do a un público joven e inquieto en búsqueda de la autenticid­ad. Según Toni Carbó y Ramon Jané, de Mas Candí, “el mercado pedía otro tipo de espumoso. Nuestro ancestral es como un refresco con mucha fruta, fácil de beber a todas horas, orientado a un público joven, nada encorsetad­o como los espumosos tradiciona­les. Además, es un producto 100% natural”, dicen. Más allá del cava, del Clàssic Penedès o de los espumosos de método tradiciona­l, merecen un capítulo especial los llamados ancestrale­s. A esos vinos no se les añade azúcar ni levaduras para provocar una segunda fermentaci­ón en botella, sino que se aprovechan sus propios azúcares y levaduras para que se generen las mágicas burbujas dentro de la botella. Los espumosos ancestrale­s son una tendencia muy en alza, sobre todo en el mundo de los vinos naturales, tal

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