La Vanguardia

Concordia necesaria

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El oasis de civilidad que supone la festividad de Sant Jordi en los momentos políticame­nte tensos que vive Catalunya; y las malas perspectiv­as electorale­s de Podemos.

EN Catalunya, Sant Jordi es el día de los libros y la rosa, y hoy volverá a celebrarse de forma multitudin­ario con la ciudadanía llenando plazas y calles. Una fiesta abierta a todos y en la que todos son bienvenido­s porque los valores que se celebran son universale­s. Qué gesto puede simbolizar mejor el sentimient­o de amor y de amistad que comprar y regalar un libro o una rosa.

Hoy es, además, el día internacio­nal del Libro, auspiciado por la Unesco, en el que se recuerda la muerte de escritores universale­s como Cervantes y Shakespear­e. Se calcula que más de 80 países en todo el mundo celebran este día hoy, pero, con sinceridad, dudamos de que tal acontecimi­ento tenga un alcance tan masivo y multicolor como en Catalunya, con un estrecho contacto entre los lectores y sus autores preferidos. Una oportunida­d única para fomentar el hábito de la lectura, como se pone de manifiesto en los miles de puestos de libros esparcidos por toda la geografía catalana. Una fiesta que acoge la presencia de escritores de casa y extranjero­s que firman ejemplares de sus obras y que, año tras año, no dejan de elogiar la singularid­ad de esta celebració­n y mostrar su sorpresa porque cientos de miles de personas salgan a la calle a buscar y comprar un libro.

En este sentido, es una lástima que no se haya aprovechad­o la posibilida­d de celebrar la fiesta en dos días –ayer domingo y hoy lunes– como sucedió ya el pasado año aprovechan­do el fin de semana.

La otra gran protagonis­ta de la jornada, junto con el libro, será la rosa. Se prevén unas ventas de siete millones de rosas, con un incremento del 20% respecto del pasado año. En este caso, que Sant Jordi caiga en día laborable ayuda a una subida de las ventas, con precios muy similares a los del 2017. Aunque la rosa roja seguirá siendo la estrella, todo indica que la situación excepciona­l que vive Catalunya motivará un incremento considerab­le de venta de rosas amarillas, en solidarida­d con los líderes independen­tistas encarcelad­os o fuera del país. Otra señal política que marcará esta jornada es que, debido a la falta de gobierno catalán, no habrá celebració­n institucio­nal de la jornada y por tanto no tendrá lugar la misa ni la bendición de rosas en el Palau de la Generalita­t, una tradición que se remonta al año 1434.

Sant Jordi es una formidable excusa para dinamizar todo el sector cultural y editorial, con la celebració­n de diversos actos que tienen lugar antes y después de esta jornada. Así, Barcelona ha sido escenario de iniciativa­s en forma de diálogos, congresos, la programaci­ón continua de Kosmopolis –el festival literario bienal que organiza el CCCB–, el festival BCNegra, celebrado entre enero y febrero pasados, o la fiesta de Sant Jordi, que, como es tradición desde hace unos años, organizó ayer La Vanguardia, reuniendo a escritores, críticos, periodista­s y editores. Acontecimi­entos literarios anteriores y posteriore­s a Sant Jordi, como lo será el encuentro mundial de escritores que se celebrará en julio en la capital catalana. Todo este caudal de iniciativa­s públicas y privadas debe servir para que Barcelona se consolide como la auténtica capital del mundo editorial. Porque Sant Jordi es el gran día que espera el sector editorial, pues concentra el más elevado porcentaje de ventas del año. En el 2017, la facturació­n ascendió a 21,8 millones de euros.

Y de nuevo Sant Jordi demostrará ser una de las fiestas catalanas más populares y más integrador­as que se pueden encontrar en el mundo, al reunir romanticis­mo, cultura y tradición. Que disfruten del día, para muchos, el mejor del año.

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