Macron se distancia de Trump y carga contra su agenda en el Congreso
El presidente francés critica “la ilusión del nacionalismo” y el aislacionismo
Que nadie se confunda: las muestras de afecto y camaradería derrochadas estos días con Donald Trump no significan que comulgue con su agenda política, quiso demostrar ayer Emmanuel Macron con un potente discurso ante el Congreso de los Estados Unidos en el que cargó contra los postulados del “América primero” y recordó la responsabilidad del país en la defensa del multilateralismo. “Estados Unidos es quien lo inventó y es quien debe ayudar a preservarlo y reinventarlo”, reclamó el osado mandatario en el “santuario de la democracia”, como llamó a la institución, reunida en sesión conjunta.
“Vivimos tiempos de miedo y cólera”, destacó. “Podemos optar por el aislacionismo, la retirada y el nacionalismo”, pero “aunque sea tentador como remedio temporal” esta no puede ser la respuesta. “Cerrar la puerta al mundo no detendrá su evolución”, proclamó Macron entre aplausos de los congresistas, más intensos entre los demócratas conforme avanzaba el discurso.
El presidente galo pidió a EE.UU. que ayude a construir “un nuevo tipo de multilateralismo del siglo XXI” que preserve el orden nacido de la II Guerra Mundial y “diga claramente que los derechos del hombre y el respeto a las minorías son la respuesta al caos del mundo”. “Si no actuamos con urgencia”, la OTAN y Naciones Unidas dejarán de ejercer su influencia estabilizadora y “otras potencias no dudarán en aprovechar ese vacío para imponer sus modelos”, contrarios a la democracias liberal. “No comparto la fascinación por los hombres fuertes o la ilusión del nacionalismo”, lanzó.
Esta argumentación le llevó a defender con otro tirón de orejas el acuerdo contra el cambio climático de París, que Trump ha abandonado. “Trabajemos juntos para hacer nuestro planeta grande de nuevo”, propuso con una sonrisa traviesa parafraseando el eslogan del republicano, porque “no tenemos un planeta B”. “Estoy convencido de que un día EE.UU. volverá al acuerdo de París”, añadió. El presidente francés llamó a Washington a respetar las reglas “que nosotros mismos hemos creado” y resolver sus disputas comerciales en el marco de la OMC y no con guerras “que acabarán pagando la clase media”. Lo mismo aplicado a las relaciones internacionales: Francia no va a salirse del acuerdo con Irán “porque lo firmó” y abandonarlo sin tener una red de seguridad puede provocar
“Trabajemos juntos para hacer el planeta grande de nuevo”, insiste Macron a pesar del no de Trump
una guerra, alertó. Trump, que horas antes del discurso avisó de que iba a verlo y aseguró que sería fantástico, no reaccionó a la alocución.
Los besos y abrazos entre ambos líderes han sorprendido a la opinión pública de Estados Unidos, un país donde la burbuja de espacio personal es más amplia que en Francia o España. El francés explotó el tema al recordar que cuando Benjamin Franklin y Voltaire se citaron en París “se abrazaron y se besaron en la mejilla”, quitándole relevancia. Pero los gestos responden a un propósito.
El francés ha estudiado con atención la psicología de Trump y cree que puede explotar a su favor la importancia que concede a las relaciones personales. Su eterno apretón de manos en Bruselas el año pasado –“en absoluto inocente”, dijo después– fue el primer paso para ganarse su respeto como líder fuerte. Los encantos de París, que Trump visitó como invitado de honor de la fiesta nacional en julio, hicieron el resto. La culminación de su estrategia de cortejo han sido los tres días de visita oficial de Macron a Washington como primer invitado extranjero de Trump. Aunque apunte al largo plazo, después de un año exhibiendo su increíble camaradería, la hora de demostrar que la estrategia puede dar resultados se acerca. El futuro del acuerdo nuclear con Irán será su gran prueba.