Bolloré, bajo custodia policial acusado de corrupción en África
El multimillonario Vincent Bolloré, de 66 años, hasta hace pocos días presidente del grupo Vivendi y uno de los hombres más influyentes de Francia, permanecía ayer bajo custodia de la policía de París en el marco de una investigación de un presunto caso de corrupción en relación con el pago de sobornos para obtener concesiones en la adjudicación de terminales de contenedores en los puertos de Lomé (Togo) y Conakry (Guinea) en el 2010.
Los jueces de instrucción quieren averiguar si el Groupe Bolloré -el holding de la familia– utilizó las influencias políticas de su filial Havas para conseguir la gestión de dichos puertos, ya que la firma asesoró campañas presidenciales en los dos países africanos.
El grupo empresarial niega haber cometido irregularidades. Parte de la investigación tiene su origen en la denuncia de Jacques Dupuydauby, un ciudadano franco-español que acusa a la presidencia de Togo de haber sido corrompida por el grupo francés. Los jueces parisinos investigan sus dos querellas, una del 2012 por “extorsión” y la otra del 2013 por “tráfico de influencias” y “corrupción”. Dupuydauby, que vive en Francia, fue condenado en España a 3 años y 9 meses de prisión por “apropiación indebida de activos” del grupo Bolloré (el Tribunal de Apelación de París debe volver a examinar la solicitud de extradición de Madrid el 16 de mayo).
La semana pasada, el consejo de supervisión de Vivendi decidió por unanimidad nombrar a Yannick Bolloré como nuevo presidente en sustitución de su padre, Vincent. Tras la retención del magnate, las acciones de Groupe Bolloré caían el 8% en la Bolsa de París, mientras los títulos de Vivendi cedían casi un 1%.
Bolloré tiene un patrimonio personal de 7.400 millones de dólares y sus negocios van desde las comunicaciones hasta las finanzas. Su presencia es intensa en Italia, donde es primer accionista de la operadora de telefonía Tim y es accionista de Mediaset, el grupo de Silvio de Berlusconi, con el que ha tenido algunos enfrentamientos.
El magnate galo habría sobornado para conseguir la gestión de puertos en Togo y Guinea