Ilhan Alíyev
Duras críticas por primera vez a las elecciones que siempre gana Ilham Aliyev
PRESIDENTE DE AZERBAIYÁN
El régimen de Alíyev (56) pagó sobornos a parlamentarios del Consejo de Europa durante años para lavar su imagen. Tras la denuncia en una investigación, el último proceso electoral en Azerbaiyán ha recibido duras críticas.
La conferencia de prensa de los observadores de las elecciones presidenciales de Azerbaiyán el pasado 11 de abril en Bakú resultó incómoda. Los representantes del Consejo de Europa, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Oficina para la Instituciones Democráticas y los Derechos Humanos (Odihr) describían en términos más duros que de costumbre un nuevo proceso electoral que revalidaba a Ilham Aliyev en la presidencia del país, que heredó de su fallecido padre, Heydar Aliyev, en el 2003.
En un momento dado, la periodista de investigación Jadiya Ismayilova, del consorcio internacional Organized Crime and Corruption Reporting Project (Occrp), preguntó: “¿Alguno de los observadores electorales ha recibido algún regalo por parte del Gobierno o de alguien?”. Ismayilova había sido condenada a 7 años y medio de cárcel en septiembre del 2015 por investigar la corrupción, aunque las apelaciones surtieron efecto y fue liberada en mayo del 2016.
El senador rumano Viorel Badea, representante de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE), fue invitado por el moderador a responder.“¿Es una broma?”, dijo.
Badea sin duda no ignoraba que el Bureau de la PACE investigaba desde enero del 2017 el cobro de sobornos azerbaiyanos por algunos de sus miembros. El Informe del Cuerpo de Investigación Independiente sobre las alegaciones de corrupción en la Asamblea Parlamentaria estaba a punto de hacerse público. En él aparece una serie de diputados y senadores europeos en relación a una política de obsequios y pagos en metálico del régimen azerbaiyano para lavar su imagen.
Entre los mencionados se cuentan los españoles Pedro Agramunt, Agustín Conde, Guillermo Martínez Casañ y Jordi Xuclà. Pero los señalamientos se centran en el exdiputado italiano Luca Volontè, sospechoso de haber cobrado dos millones de euros de los delegados azerbaiyanos en la PACE, y Pedro Agramunt, a quien la generosidad caucásica habría ayudado a alcanzar la presidencia del grupo del Partido Popular Europeo en el Consejo de Europa y de la Asamblea.
Así que en la valoración de estas últimas elecciones los paños calientes con Azerbaiyán estaban fuera de lugar. En su informe preliminar, las entidades citadas denuncian “numerosas irregularidades graves”, como el “relleno de urnas con votos”, y “falta de transparencia y de pluralismo”. Todo ello, en un “marco legal que restringe derechos y libertades fundamentales”. “No hubo una competición real”, y de hecho seis de los siete candidatos que se presentaron elogiaban al presidente.
Viorel Badea dijo: “Hemos de considerar que en un ambiente en que los principios democráticos se ven comprometidos y no se respeta el imperio de la ley no son posibles unas elecciones libres”.
La rueda de prensa fue interrumpida por protestas airadas, aunque retomada más tarde. Se acusó a los observadores de pre- fabricar su informe. Pero según el Bureau del Consejo de Europa, eso es precisamente lo que venía ocurriendo hasta ahora con Azerbaiyán... en el otro sentido.
La investigación, dirigida por tres jueces de Gran Bretaña, Francia y Suecia, cita con frecuencia informes del influyente think tank European Stability Initiative (ESI), que observó en el 2009 que el Consejo de Europa iba siendo cada vez menos crítico con Azerbaiyán a la vez que la represión en el país aumentaba.
El Consejo de Europa es una institución creada en 1949 y formada por delegados de 47 parlamentos nacionales (incluidos los de Azerbaiyán y Rusia, por ejemplo) cuya misión es velar por los derechos humanos y el imperio de la ley. La investigación arrancó en enero del 2017 tras un informe belga de octubre que denunciaba “un ataque sin precedentes a los derechos humanos” justo después de que Azerbaiyán asumiera, en el 2014, la presidencia de turno de la PACE.
El primer informe de ESI sobre la diplomacia del caviar , en el 2012, habla de cantidades de sólo medio kilo del producto estrella
‘DIPLOMACIA DEL CAVIAR’
La corrupción impidió durante años denunciar violaciones de los derechos humanos
del mar Caspio. Luego se llegaría a raciones de dos kilos para los 30 o 40 parlamentarios invitados anualmente a Bakú, acompañados además de alfombras de seda, joyas, alcohol, sobres nutridos de billetes de 500 euros, estancias vacacionales y… prostitutas.
En correspondencia a estas dádivas se trataba de suavizar posturas sobre Azerbaiyán e incluso enfrentarse a informes como el de la Odihr sobre las elecciones presidenciales del 2013. Los encargados eran los relatores de la PACE, según la investigación, como el popular Guillermo Martínez Casañ y el actual secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde, que intervino en las elecciones parlamentarias del 2015.
El asunto más grave es el que concierne al bloqueo de las denuncias de violaciones de los derechos humanos. La investigación abunda en el llamado caso Strässer. Entre el 2009 y el 2012 todos los intentos del relator, el socialdemócrata alemán Christoph Strässer, por sacar adelante un informe sobre presos políticos se vieron torpedeados no sólo por las autoridades de Bakú, que nunca le concedieron un visado, sino por maniobras de miembros de la PACE, entre ellos Volontè y Agramunt, que logró imponer su propio informe. Según fuentes citadas
SEGÚN LA INVESTIGACIÓN
El senador del PP Pedro Agramunt impuso su informe sobre presos políticos
por la investigación, la delegación española en la PACE encabezaba la oposición a Strässer.
Si se observan las votaciones en la Asamblea sobre los trabajos de Strässer y de Agramunt se hace evidente la existencia de “críticos” y “apologetas” de Azerbaiyán que, habida cuenta de lo denunciado, menoscaba la credibilidad de la institución. La sesión de primavera de la PACE, esta semana, ha proclamado: “Tolerancia cero ante la corrupción”.
El régimen de Bakú habla estos días de “campaña difamatoria”.