Justyna Helcyk
Morawiecki minimiza el colaboracionismo nazi y permite homenajes a Hitler
LÍDER XENÓFOBA POLACA
El movimiento polaco xenófobo y filonazi Campamento Nacional Radical, que encabeza Justyna Helcyk, promueve movilizaciones antimusulmanas o directamente de homenaje a Hitler en la frontera con Alemania.
El resurgimiento del nacionalismo en su faceta autoritaria, antisemita y xenófoba comienza a inquietar a la oposición polaca y buena parte de la opinión pública, así como empaña la imagen de Polonia en Europa. Sus expresiones más drásticas, como lucir símbolos nazis y organizar homenajes a Hitler en un país que fue primera víctima del Tercer Reich en 1939, causan embarazo hasta en el Gobierno nacionalista, que hasta ahora ha mimado el movimiento como reflejo del espíritu patriótico.
Por segundo año consecutivo, grupos extremistas de clara inspiración nazi organizaron en la frontera polaco-alemana un homenaje a Hitler. Cuando hace unos meses una televisión privada estrenó un reportaje con escenas de jóvenes con los brazos en alto delante de retratos de Hitler y cruces gamadas en llamas, el Gobierno nacionalista anunció que grupos como Orgullo e Independencia o Campamento Nacional-Radical (ONR), que lidera Justyna Helcyk, merecían la ilegalización. Pero todo terminó en agua de borrajas.
Otro escándalo provocó que a mediados de mes el partido ONR hubiera alquilado para su congreso la misma aula en el astillero de Gdansk donde en 1980 Lech Walesa había firmado el histórico acuerdo con el régimen comunista en virtud del cual se creaba el sindicato Solidarnosc. “Es insólito y toda la gente que viene de aquella Solidarnosc están conmocionados”, declaró el alcalde de Gdansk, Pawel Adamowicz.
Días antes miles de nacionalistas desfilaron por las calles de Gdansk con pancartas pidiendo pureza étnica y gritando: “¡Muerte a los enemigos de la patria!” y “¡conquistaremos la Gran Polonia y defenderemos la santa fe!”.
El propio Lech Walesa no quiso reprimir su indignación: “¿Acaso los obreros polacos lucharon por esto? ¿Cuándo pondrá el Gobierno al ONR fuera de la ley? ¿Es que están esperando a que tomen el poder? ¿Estáis ciegos que no veis lo que está pasando o miráis para otro lado?”.
Pese a las voces de alarma denunciando reuniones y conciertos de grupos racistas y antisemitas, la reacción del Gobierno, que controla con mano férrea la Fiscalía, las deja en manifestaciones antigubernamentales inofensivas. A las iniciales expresiones de embarazo y promesas de acción judicial sigue la inacción. Fiscales obedientes sobreseen la investigación, mientras los nacionalistas son calificados de “juventud patriota”.
Desde hace varios años el Gobierno del partido nacionalista Ley y Justicia viene mirando con complacencia cómo los nacionalistas marchan por las calles de Varsovia o Breslavia luciendo pancartas racistas, como “por una Europa blanca”, y gritando eslóganes llenos de odio étnico, racial, contra musulmanes o refugiados.
Muchas veces los extremistas organizan sus mítines dentro de las iglesias o al amparo de obispos o párrocos católicos que consideran que un buen polaco es igual a buen católico. En una congregación nacionalista reciente en el santuario nacional de Jasna Gora un sacerdote bendecía a la concurrencia que rezaba por una Polonia “blanca y católica”.
Fomentan el ambiente periodistas progubernamentales que en la televisión pública hacen alarde de su odio, racismo y antisemitismo. Uno de ellos, refiriéndose a presos judíos que en campos de exterminio eran obligados por los guardias nazis a escoltar a otros judíos a las cámaras de gas, se reía: “Bien podríamos llamarlos ‘campos judíos’, porque eran los propios judíos que servían de ayudantes de su propio exterminio”.
Lo fomentan intervenciones como la del primer ministro, Mateusz Morawiecki, que llegó a reclamar el título de héroe colectivo para todo el pueblo polaco por el supuesto afán de millones de polacos por salvar a judíos durante la guerra. Morawiecki respondió a un periodista israelí, sobre el papel de polacos que denunciaban y entregaban a judíos a la Gestapo, equiparando “perpetradores nazis y polacos” con “perpetradores judíos” del Holocausto. El mismo Morawiecki depositó flores en un monumento a combatientes de una brigada paramilitar polaca que colaboró con los nazis en la caza de judíos.
“¡Acaso los obreros polacos lucharon por esto!”, se lamenta el expresidente Lech Walesa