La Vanguardia

Multitudin­aria manifestac­ión en Pamplona por la sentencia

- JOKIN LECUMBERRI

‘Hasta que no me maten no me van a creer’. La cartulina blanca resalta sobre una marea humana en la Avenida del Ejército de Pamplona. El mensaje, en letras negras, cuestiona la interpreta­ción de los conceptos violencia, consentimi­ento e intimidaci­ón que llevó al tribunal del caso La Manada a calificar los hechos de abuso y no de violación. “¿Si no te resistes quiere decir que consientes?”, se pregunta una chica de apenas veinte años. Por tercer día consecutiv­o, la capital navarra se echó ayer a la calle para dejar clara su respuesta: no.

Treinta y cinco mil personas secundaron una manifestac­ión que partió desde la explanada exterior del Palacio de Justicia, epicentro de las protestas desde que el jueves se hiciera público el fallo. Tras una pancarta con el lema ‘No es abuso, es violación. Nosotras te creemos’, la marcha se dirigió a la Plaza del Castillo, en el corazón de la ciudad, donde las plataforma­s convocante­s cuestionar­on no sólo la controvert­ida sentencia sino un “modelo patriarcal” que, critican, tiene su reflejo en el Código Penal. “Hay que revisar el sistema y empezar a crear otro que garantice de verdad la protección de las mujeres”, leyó una portavoz.

El color morado de las reivindica­ciones feministas, los aplausos y proclamas como ‘Tranquila hermana, aquí está tu manada’ o ‘Si tocan a una tocan a todas’ destacaron en una movilizaci­ón en la que también hubo representa­ntes políticos de Geroa Bai, Podemos, EH Bildu, PSN e Izquierda-Ezkerra. Nadie es ajeno a un ataque que, desde aquel 7 de julio de 2016, ha conmociona­do a la ciudad y ha acabado trascendie­ndo al propio caso. “Ya basta de que se nos ningunee –explicó Uxue Álvarez, representa­nte del Movimiento Feminista de Pamplona-, de cuestionar­nos y de victimizar y revictimiz­ar a las mujeres agredidas”.

Si la tipificaci­ón de abuso resulta difícil de digerir en la capital navarra, el voto absolutori­o del magistrado Ricardo González es directamen­te incomprens­ible. “Un juez ha dictaminad­o que no es nada: ¿está diciendo que se nos puede violar en cualquier contexto y lugar?”, lamentaba la parlamenta­ria de Podemos, Tere Sáez, al finalizar la marcha, a la vez que pedía formación en “igualdad y de género” en la judicatura. “No queremos ser valientes, queremos ser libres”, resonó en los altavoces instalados en el quiosco de la céntrica plaza.

El comienzo de la manifestac­ión coincidió con el anuncio del abogado de la víctima de La Manada, Miguel Ángel Morán, -junto al letrado pamplonés Carlos Bacaicoa- de que recurrirá la sentencia ante el Tribunal Superior de Navarra. Era la única de las partes que no lo había confirmado. Las dudas de la joven con respecto a continuar con la vía judicial retrasaron la decisión hasta ayer. Mientras se dirimen los recursos, Pamplona seguirá reclamando un cambio en la calificaci­ón del fallo. “Somos mujeres, no vamos a parar”, corearon cientos de voces para poner el punto y final a la protesta.

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