La reina Margarita diseña su sarcófago
La singular urna espera los restos de la soberana danesa
El sarcófago de la reina Margarita de Dinamarca ya está listo. El regalo llega una semana después de que la soberana cumpliera 78 años y dos meses más tarde del fallecimiento de su esposo, el príncipe Enrique. Realizado en cristal y plata, el monumento es obra del artista Bjørn Nørgaard, que se hizo famoso en los 70 con sus chocantes performances y happenings.
Con los años, se ha convertido en uno de los escultores más reconocidos de su país. La soberana le encargó su tumba en el 2003 y, desde entonces, el creador ha estado en estrecha comunicación con ella y, hasta hace poco, también con su fallecido esposo. Amantes del diseño y el arte, ambos le ayudaron a dar forma a la idea inicial y también participaron en la elección de los símbolos y materiales.
Sin embargo, tras su muerte, Enrique sorprendió a todos al conocerse que no quería ser enterrado junto a la reina y que prefería que sus cenizas fueran esparcidas en el mar y los jardines del Palacio de Fredensborg. Sus familiares cumplieron sus indicaciones tras la celebración de un funeral privado.
Para entonces, el sarcófago ya estaba prácticamente terminado, de manera que la decisión de última hora del príncipe no supuso ningún cambio en su diseño. Su figura, pues, ha quedado inmortalizada junto con la de Margarita en el interior de una cápsula ovalada de cristal. Otra referencia directa al príncipe, que era de origen galo, es la piedra arenisca de Francia con que está hecha la base del sepulcro. Las columnas intermedias, en cambio, son de granito danés, basalto feroés y mármol groenlandés, en honor a las tres naciones que conforman Dinamarca.
Sobre cada uno de estos pilares, Nørgaard ha diseñado un elefante de plata, en alusión a la Orden del Elefante, la más alta distinción de la monarquía danesa. El monumento ya se ha colocado en la catedral de Roskilde, que es donde será enterrada la reina junto a los casi 40 soberanos que han sido sepultados allí desde el comienzo de la Edad Media. Ubicado en la capilla de Santa Brígida, el sarcófago está oculto bajo una caja de madera y sólo será posible contemplarlo tras la muerte de la soberana.
El príncipe Enrique debía reposar junto a su esposa, pero antes de morir dijo que quería ser incinerado