Ausencia de Barcelona
En una sociedad cada vez global no debería sorprender que Valls quiera ser alcalde de Barcelona. Lo inquietante es que la ciudad pueda quedar reducida en la campaña a mero campo de batalla entre independentistas y no independentistas
A presunto candidato de Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona, se le critica tanto su condición de paracaidista – hasta ahora sólo ha hecho política en Francia– como su apariencia de estadista amortizado que busca fortuna en una plaza menor. “No merecemos segundos platos”, ha afirmado sobre él
Sobre la primera cuestión: en un mundo que se uniformiza al ritmo implacable de la globalización, nada hay más parecido a una gran ciudad que otra gran ciudad. Las metrópolis comparten problemáticas y, en consecuencia, soluciones. París, donde ha residido Valls gran parte de su vida, se enfrenta igual que Barcelona a los retos de la desigualdad, del terrorismo, de la masificación turística, del incivismo, de la contaminación, del cambio climático y del envejecimiento. Problemas sin duda globales.
Por ello, a un político que ha desarrollado su carrera en una gran ciudad como la capital francesa le pueden resultar más familiares los retos de la Barcelona de hoy que a otro procedente de un entorno rural (lo cual no implica ni mucho menos que éste no tenga capacidad de aprender y rein- ventarse para dar el salto a una al- caldía más grande).
Que la vivencia barcelonesa de Valls se reduzca a sus vacaciones en Horta carece en este contexto de relevancia. Curiosamente, las torres de las calles Campoamor, Feliu i Codina o Salses, donde está la casa familiar de los Valls, fueron construidas como segunda residencia por burgueses del siglo XIX. Aquellos barceloneses fueron veraneantes, en cierto modo, de la que acabaría siendo su propia (y gran) ciudad.
Y respecto a la segunda cuestión –que Barcelona no se merece ser plato de segunda mesa–, sorprende que a un político aún joven como Valls se le cuestione el derecho a reconducir su carrera donde más le convenga. La afirmación de Colau contradice además la tendencia en boga a creer que es en las ciudades donde se concentrará el poder político en un mundo cada vez más urbanizado. Quién sabe si en el futuro no serán las alcaldías de las grandes metrópolis piezas más codiciadas que la propia jefatura del gobierno de un viejo estado nacional.
Dicho esto, la frase de la alcaldesa contenía una segunda afirmación susceptible de abrir un debate más interesante que el anterior. Era cuando se refería a que Barcelona se merece candidatos “que tengan la ciudad como prioridad”. Y en este sentido, a la espera de que se explique ya como candidato, está por ver que en el discurso de Valls vaya a pesar más el modelo de ciudad que la oposición radical al independentismo. Frases como la que pronunció en su última aparición sabiéndose ya casi alcaldable –“Siempre estaré con vosotros para el compromiso de la democracia, la libertad y la sociedad civil catalana”– no sitúan precisamente a Barcelona y al conjunto de los barceloneses al frente de sus prioridades. Habrá que esperar para saber si Valls es capaz de construir un discurso barcelonés y cosmopolita enriquecido por su experiencia internacional, o si acaba dedicándose en cuerpo y alma a defender la causa nacionalista española de los de
En la nueva política, un año es una eternidad, pero la campaña electoral que se perfila parece más dirigida hacia lo identitario que hacia lo social o ciudadano.
Así, en el otro extremo, las apelaciones dentro del independentismo a pactar un candidato común hacen pensar que tampoco en este caso es la ciudad una prioridad. ¿Cómo s i no hay que interpretar todos los llamamientos a no dividir el voto o a sumar los máximos apoyos para las fuerzas del procés? ¿Acaso todos los independentistas que viven en Barcelona tienen la misma opinión sobre los desequilibrios sociales, sobre la gentrificación, sobre los carriles bici de Sarrià-Sant Gervasi o sobre el número de mesas que puede tener la terraza de un bar?
Hay muchas barcelonas posibles, pero es sobre ésta que se decide en las próximas elecciones municipales.