La Vanguardia

“Aún miro la final: llámeme masoca”

- SERGIO HEREDIA

Una fuente de la Federación Española de Atletismo cuenta la escena. Se registró en marzo, en los Mundiales en sala que se estaban disputando en Birmingham:

–Cuando vi a Óscar Husillos llorando de esa manera, pensé: ‘Nunca vi a un adulto llorar de una forma tan desconsola­da’. Bueno, sí. Recuerdo a Martín Fiz en los Juegos de Atlanta, en el 96. Lloraba y se maldecía porque se había equivocado con la estrategia y se había quedado sin la medalla en el maratón (entonces, Fiz fue cuarto). Cuando ocurre eso, no puedes hacer nada. No puedes tratar de consolar a quien llora así. Tienes que dejarle solo y esperar a que pase la tormenta.

Hace dos semanas, La Vanguardia preguntaba a Husillos: –¿La tormenta ya pasó?

–El momento ya pasó. Fue muy duro durante un par o tres de días. Aquello había sucedido un sábado. El martes llegaba a casa, en Palencia, y ya había pasado lo peor. Al fin y al cabo, quería descansar y volver al trabajo lo antes posible.

Es la hora de recordar lo que ocurrió.

En aquella final de los 400 m en sala, Husillos (24) voló. Partió como un rayo, cruzó los 200 m en 21s26 y siguió en cabeza hasta la meta. El resultado fue maravillo–Antes so. Firmó 44s92. De un tirón se convertía en el campeón del mundo y en el primer europeo que rompía la barrera de los 45 segundos en pista cubierta (el anterior récord era de Thomas Schönlebe: el alemán había firmado 45s05 hace treinta años). Para Husillos, había mucho dinero en juego: de repente, aparecía en la escena internacio­nal.

Vimos a Husillos llevándose las manos a la cabeza, incrédulo.

–¿Todo eso he hecho yo? –parecía decirse.

Le vimos atendiendo a la televisión en la zona mixta. Y, al fin, recibiendo la noticia en plena entrevista. Lo perdía todo:

–Me comunican que estás descalific­ado por pisar la calle interior –le dijeron en directo.

Vimos cómo se le descomponí­a el rostro, cómo daba media vuelta y abandonaba a la entrevista­dora. El resto nos lo ha contado la fuente de la Federación Española:

–Nunca había visto a un adulto llorando de una manera tan desconsola­da...

Le pregunto a Husillos: –¿No se desvela por las noches? ¿No vuelven esas imágenes?

–Sigo viendo la carrera en vídeo. Llámeme masoca, llámeme lo que quiera. El vídeo está en YouTube, y lo veo porque me gusta recordar aquel momento. Fue algo increíble. Me gusta verme ganando a Maslak (fue bronce, aunque acabó con el oro, tras las descalific­aciones de Husillos y el dominicano Luguelín Santos). –¿Usted pisó?

–En el primer vídeo no se aprecia. Créame, yo sé correr en pista cubierta y tiendo a ir pegado a la línea exterior. Aunque supongo que en ese momento me pudo la adrenalina, la presión de salir directamen­te a ganar. Si eres ambicioso, debes salir a eso. Sospecho que ese afán me hizo pecar. Al principio no lo vi claro. En televisión y en las redes sociales aparecía una imagen en la que yo no pisaba. Y estaba la gente vociferand­o en las redes, diciendo que no podían descalific­arme. A las dos horas, tras pasar el control antidoping, me enseñaron el vídeo real, el de la primera curva, y ya entonces empecé a asimilarlo. No quiero ser más que nadie. Si habían descalific­ado a los otros por el mismo motivo, tenían que echarme a mí. Si me recalifica­n, se hubiera formado un buen lío. Piense que habían echado a Taplin (otro de las favoritos) en las eliminator­ias... Sí, hubiera sido un lío.

–Antes, todo esto no hubiera ocurrido ¿cierto?

LA IMAGEN

“El vídeo está en YouTube, y lo miro para recordar aquel momento: me gusta verme ganando a Maslak”

EL FUTURO

“Antes era un niño que iba a luchar; ahora estoy en el punto de mira: me quieren en las grandes reuniones”

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