Un sector crítico presiona a la dirección del PDECat
Sectores del partido quieren un congreso para renovar cargos y alinearse con Puigdemont
Los últimos movimientos de la dirección del PDECat presionando a Carles Puigdemont para formar Govern y evitar la repetición de las elecciones le han situado en el ojo del huracán de todas las críticas internas. Tanto que un grupo de críticos del partido, descontentos con lo que consideran una falta de respaldo a Junts per Catalunya (JxCat) y, muy especialmente, al 130.º presidente de la Generalitat, han decidido pasar a la acción e intentar forzar la celebración de un congreso que renueve cargos y cambie el rumbo de la formación y la alinee efectivamente con la figura de Puigdemont.
Impulsada por el expresidente de la Associació Catalana de Municipis (ACM), Miquel Buch, y su entorno, el jueves por la noche se llevó a cabo una cena en Rubí, con cerca de un centenar de asistentes representantes de distintas corrientes y sensibilidades del PDECat, en la que mayoritariamente se constató que “el partido no funciona” y es necesario, por tanto, “afrontar un proceso de renovación” que garantice la viabilidad del espacio que representan las siglas que han reemplazado a CDC tanto en el actual escenario catalán como con vistas a las elecciones municipales y europeas del 2019. Entre los presentes –Buch, que figura en todas las quinielas como conseller de Interior del nuevo Govern, no asistió– se encontraban el actual presidente de la ACM y alcalde de Sallent, David Saldoni –hasta hace poco en la dirección ejecutiva que encabeza Marta Pascal–, el exdiputado en el Parlament Jordi Cuminal, la diputada en el Congreso Míriam Nogueras, el alcalde de Molins de Rei Joan Ramon Casals, el concejal de Rubí Víctor Puig, el alcaldable de Granollers Àlex Sastre, el secretario general del Esport Gerard Figueras o el representante de Llibergència Marc Guerrero. Algunos de ellos pertenecientes a la plataforma Moment Zero, que, junto al aparato de CDC, promocionaba a JordiTurull y a Buch para la cúpula de la formación resultante de la refundación y salió derrotada del agitado congreso de julio del 2016.
Los asistentes coincidieron en la necesidad de renovar la dirección del PDECat, aunque con diferencias entre los que querrían prescindir del actual equipo de la coordinadora general y los que apuestan por sumar desde el consenso y la integración. Una diatriba que prosiguió en la reunión que el comité nacional mantuvo ayer por la mañana, con intervenciones quejosas hacia la dirección de Saldoni, Mercè Homs o Alexis Serra y otras favorables a la reorientación de todos los aspectos que sea necesario, pero desde el consenso y el pacto, como las de Marc Castells, Mercè Conesa, Carles Campuzano, Carles Pellicer, Meritxell Budó o representantes territoriales como Àngels Ponsa, Jordi Latorre o Xavier Badia. Ferran Bel y Xavier Trias, por su parte, lamentaron que las críticas no se vehiculen dentro de los órganos del partido. Y, más allá de estas diferencias, todas cerraron filas con Puigdemont, empezando por la propia Pascal. Pero lo que censuran los críticos es que en público la cúpula no haya dado esta imagen, sino la de presionar al líder de JxCat y pretender condicionarle la elección del candidato a presidir la Generalitat.
La dirección, satisfecha por el desarrollo que tuvo el comité nacional, no se cierra a introducir cambios, pero con diálogo. En este contexto, la pugna con los críticos pasará de entrada por ver qué formato se da al congreso –asamblea nacional– que de acuerdo con los estatutos del PDECat se tiene que celebrar cada dos años y toca este 2018. La cúpula, que duda entre convocarlo en julio o en septiembre en función del desenlace del actual bloqueo político –los estatutos permiten llevarlo a cabo veintiséis meses después del anterior–, es partidaria de darle un contenido exclusivamente ideológico y los críticos pretenden que sirva también para renovar cargos. Un desenlace que puede empezar a vislumbrarse en la reunión de hoy de JxCat en Berlín, aunque la previsión es que Puigdemont no designe todavía al cuarto aspirante a la investidura, puesto para el que Elsa Artadi se ha descartado a sus allegados y para el que en las últimas horas se han incorporado los nombres de Josep Costa, vicepresidente del Parlament, y Antoni Morral, exalcalde de Cerdanyola de ICV.
La cúpula se abre a cambios, pero lamenta que las quejas no se vehiculen dentro de los órganos de dirección