Alud de críticas por las obras en el circo de Tarraco
Una pintada en una de las gradas en la que se leía “quina merda més grossa” ha avivado la polémica por esta atrevida intervención
Desde que empezó a materializarse la intervención en las gradas del circo romano de Tarragona, las críticas no han hecho más que multiplicarse. Esta semana apareció una pintada en una de las gradas que fue ampliamente aplaudida en las redes sociales: “Quina merda més grossa”, y que rápidamente ha sido borrada. Entre los arqueólogos, la oposición a estas obras, aprobadas por la comisión de Patrimonio, es prácticamente unánime, y mantienen que esta intervención menosprecia las cartas internacionales de restauración.
La concejal de Patrimonio, Begoña Floria (PSC), pidió esta semana a la ciudadanía “un voto de confianza” para unas obras que todavía no han terminado y que se rematarán con madera. La concejal mantiene que “siempre hay polémica en este tipo de proyectos, y más si se utiliza un lenguaje innovador”, pero asegura que cuando finalice la intervención se entenderá mejor el monumento. La Reial Societat Arqueològica de Tarragona (RSAT) ya hizo público un comunicado cuando se presentó el proyecto en el que, además de cuestionar su estética, también criticaba su utilidad. “Eso no aporta nada a la preservación del patrimonio”, mantiene Xavier Allué, miembro de la junta de la RSAT, quien añade que incluso se siente engañado por cómo se presentó la intervención: “No nos explicaron que sería tan invasiva y que se taparían totalmente las gradas... y todavía no lo hemos visto todo: tienen que colocar las escaleras de acceso y la rampa para minusválidos, lo que tapará una bóveda”.
Otros arqueólogos, como Josep Maria Macias, investigador del Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), opinan que la obra es “desmedida y empobrecedora”. Macias lamentó en un artículo que se haya ejecutado sin un plan director concreto ni una línea de actuaciones acordadas con el conjunto de los agentes políticos y encargados del patrimonio local.
Las obras de recuperación de las gradas, que llevan un año de retraso, cuentan con un presupuesto de 242.000 euros, el 75% de los cuales
Los arqueólogos cuestionan el proyecto, financiado por Fomento, porque tapa el monumento
los aporta Fomento a través del programa 1,5% Cultural. El proyecto lo redactó el arquitecto Ignacio Álvarez Martínez y lo supervisó el arquitecto municipal. La propuesta fue aprobada en el pleno y obtuvo luz verde en la comisión de Patrimonio, tras lo cual se adjudicó a la constructora Tecno Conrad SL.
Más allá de los criterios estéticos, los arqueólogos también cuestionan la repercusión que el uso de estas gradas tendrá en el patrimonio y la necesidad de mantenimiento que requerirá.