EL ‘FLOW’
En un acto de honestidad –no a todos los marinos les gusta el vino (Guillermo es abstemio y horchatero), ni siempre son embusteros, como dice Serrat en su Mediterráneo– Cervera confiesa que no tenía ni idea de lo que era el flow cuando la galería le propuso ese título.
Según el dossier de la muestra, el filósofo húngaro Mihaly Csikszentmihalyi fue el que dio el nombre a la cosa y la definió. “Flow es ese estado en que una persona está tan involucrada en una actividad que nada más parece preocuparle, la experiencia es tan agradable que continúas haciéndola incluso con un gran coste”.
Sebastian Junger, escritor y cineasta, que contó con la cámara y la presencia de Cervera para su documental The last patrol (La última patrulla, HBO, 2014), lo ilustró con su niña. Echó a andar y se mantuvo en pie hasta que algo la despistó y cayó al suelo.
Esa abstracción de la realidad tiene el inconveniente de que ni siquiera atiendes al peligro. Le sucedió a Tim Hetherington, al que Cervera vio morir en Libia, en el 2008. Hizo la foto del colega ensangrentado, en sus instantes finales. Junto a las once imágenes de surfistas y una del autor ataviado a lo afgano, en la exposición está esa imagen de Tim. Ha querido que estuviera como un homenaje al amigo y contra la censura.
Cervera sufrió un accidente en Bermudas y hubo de regresar a Madrid. Sus colaboradores navegan rumbo a las Azores, donde se reincorporará.
Llegó mayo y llegó la primavera a Nueva York a lomos de las olas de la calle Ludlow.