La magia de la normalidad
LA GLORIA NO HA DESVIRTUADO LAS CUALIDADES HUMANAS DE UN FUTBOLISTA EJEMPLAR QUE LO HA GANADO TODO
Algo tendrá Andrés Iniesta (Fuentealbilla, Albacete, 1984) cuando se le respeta en todos los campos en un contexto en el que la emotiva rivalidad se impone al reconocimiento al adversario. ¿Será por el gol de Sudáfrica que concedió a España su único Mundial? Esta hipótesis pierde fuerza cuando se constata que las muestras de admiración se producen también en el extranjero, como en la última visita del Barcelona al campo del Juventus, en noviembre, donde el jugador recibió una ovación de gala al ser sustituido. “Es muy bonito que te muestren este cariño tanto en casa como fuera. Pienso que la gente muestra lo que uno despierta en ellos. La verdad es que es un orgullo y me hace muy feliz como futbolista y como persona”, reflexionó.
Mágico sobre el terreno de juego, el éxito y el glamour del mundo del fútbol no han atrapado a Iniesta, que vive el éxito con normalidad, siempre aferrado a los valores que le hicieron progresar desde que ingresó con 12 años en la Masia y debutó con 20 con el primer plantel del Barcelona. Esfuerzo, perseverancia, honestidad, compromiso... Dentro y fuera del estadio. Un modelo de comportamiento para futuras generaciones de deportistas. “Andrés come aparte –dijo Josep Guardiola–. No lleva pendientes, no se pinta el pelo, juega veinte minutos y no se queja... Es el ejemplo. Así se lo digo a los chicos: ‘Fijaros en Iniesta’”.
La parodia de Gusiluz en el programa de televisión Crackòvia intentó aproximarse a la realidad del personaje, un hombre paciente que defiende argumentos con serenidad. Iniesta desdeña el griterío y la exhibición, prefiere el recogimiento al escaparate. Aunque reivindica su catalanidad, sus orígenes siguen siendo un pilar. El esfuerzo del padre, albañil, que ahorró durante tres años para comprarle unas buenas botas de fútbol de marca. Una de las calles de Fuentealbilla lleva su nombre. Allí compró unas fincas y en 2010 estableció unas bodegas. Al año siguiente, con el club en una situación de crisis extrema, Andrés, apodado Don Andrés por su elegancia entrañable, se convirtió en el máximo accionista del Albacete, el equipo en el que jugó de alevín.
Muchos de los rasgos de su carácter quedaron reflejados en la final del Mundial del 2010, cuando después de marcar exhibió una camiseta con un mensaje de recuerdo a Dani Jarque, jugador del Espanyol fallecido a los 26 años por un ataque cardíaco. Amigos desde las selecciones inferiores, su amistad estaba por encima de la rivalidad.
Andrés Iniesta apadrinó la séptima edición del proyecto solidario del periodismo deportivo y ha colaborado en el spot de La Marató de TV3. El Barça disputó el Gamper del 2013 con unos dorsales diseñados por Anna Vives, una chica con síndrome de Down que había recibido el apoyo del jugador para desarrollar una nueva tipografía.
“Esto no fue un golpe de suerte, esto es el fruto de tu constancia, empeño y tesón. Cabezón hasta la médula; ‘conseguirás todo lo que te propongas’, dices, y vas tú y haces que esta frase pase de ser de un dicho a un hecho. Tú lo haces creíble”, escribió su esposa, Anna Ortiz, cuando el jugador anunció su adiós al Barça después de 22 años. En el vestuario no va a echar de menos sus chistes, sus coches ni sus fiestas, pero sí los valores, el ejemplo y la fascinadora normalidad de una persona-futbolista. Rural e internacional, Don Andrés aprendió que la magia es producto del trabajo persistente.