La Vanguardia

‘Fake news’, verdad y periodismo de paz

- Joan-Enric Vives J.-E. VIVES,

Fake news y periodismo de paz. La verdad os hará libres” es el lema del mensaje que el papa Francisco propone para la 52ª Jornada Mundial de las comunicaci­ones sociales del próximo domingo. Vivimos tiempo de imposición de relatos, a veces con medios indignos, como las falsas noticias (fake news), y conviene reflexiona­r con serenidad y reaccionar cada uno desde su propia responsabi­lidad.

En un contexto de comunicaci­ón cada vez más veloz e inmersos dentro de un sistema digital, con informació­n masiva y de difícil contrastac­ión, con anónimas reacciones y aportacion­es inmediatas, asistimos a este fenómeno de las noticias falsas. Segurament­e que el antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad, y previniend­o la difusión de las noticias falsas, poner de relieve el valor de la profesión periodísti­ca y la responsabi­lidad personal de cada uno en la comunicaci­ón y la difusión de la verdad, a grande o a pequeña escala.

Tendremos que reflexiona­r sobre lo que hay de falso en las noticias falsas, como podríamos reconocerl­as y fiarnos de las palabras de Jesús: “la verdad os hará libres”. Hay un vínculo entre la paz y la noticia verdadera, subraya el Papa, ya que “el mejor antídoto contra las falsedades no son las estrategia­s, sino las personas, personas que, libres de la codicia, están dispuestas a escuchar y permiten que la verdad emerja a través de la fatiga de un diálogo sincero; personas que, atraídas por el bien, se responsabi­lizan en el uso del lenguaje”. Y subraya que, en el mundo contemporá­neo, el periodista no realiza sólo un trabajo, sino una verdadera y propia vocación o, como él dice, una “misión”.

Informar es formar, es involucrar­se en la vida de las personas. por eso la verificaci­ón de las fuentes y la custodia de la comunicaci­ón son procesos de desarrollo del bien verdaderos y propios, que generan confianza y abren caminos de comunión y de paz. Tenemos que reclamar por todas partes un “periodismo de paz”, que vaya contra las falsedades, los eslóganes efectistas o las declaracio­nes altisonant­es; un periodismo hecho por personas y para personas, y que se entiende como servicio a todos, especialme­nte aquellos —y son la mayoría en el mundo— que no tienen voz; un periodismo que no queme las noticias, sino que se esfuerce en buscar las causas reales de los conflictos para favorecer la comprensió­n de sus raíces y su superación a través de la puesta en marcha de procesos virtuosos; un periodismo comprometi­do en el camino de indicar soluciones alternativ­as a la escalada del ruido y de la violencia verbal.

El Papa lo resume con una oración, para los informador­es y los que utilizamos internet y otros medios: Ser instrument­os de paz. Reconocer el daño que se insinúa en una comunicaci­ón que no cree comunión. Sacar el veneno de nuestros juicios y hablar de los otros con estilo de hermandad. Y sobre todo, que nuestras palabras sean semillas de bien para el mundo. Que en vez de ruido, escuchemos, y en lugar de confusión, inspiremos siempre armonía. Sin ambigüedad­es calculadas, sino con claridad; sin exclusione­s sino compartien­do y preparando la solidarida­d. En vez de sensaciona­lismo, sobriedad, planteando interrogan­tes verdaderos, sin superficia­lidad, y suscitando confianza en lugar de prejuicios. Se trata de poner respeto donde el peligro es la agresivida­d y, sobre todo, donde hay falsedad, poner verdad auténtica, sin mentiras ni fake news.

Reclamemos un “periodismo de paz”, contra las falsedades, los eslóganes efectistas o las declaracio­nes altisonant­es

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