Tecno, melodía, épica, clasicismo
Siempre con el riesgo de caer a un lado u otro de ese a veces tan subjetivamente imperceptible frontera que separa lo magistral de lo pedante, el productor Jon Hopkins da a luz una obra que como mínimo se puede catalogar de musicalmente ambiciosa. De muy ambiciosa. Y de radicalmente coherente con ese fascinante viaje sensorial que ya deslumbró hace un lustró con Immunity ,a saber, un álbum ciertamente complejo e intrincado, donde predominaban unas atmósferas tecno que, mágicamente, no dejaban de ser orgánicas, cuando no clásicas.
Ahora, como entonces, el fondo de la senda continúa pespunteado de una formidable amalgama de beats, ecos, resonancias y, también, hermosas incursiones melódicas al piano (Feel fisrt life) y también vocales. Pero a diferencia de aquel Immunity, aquí el londinense Hopkins (al que se podrá degustar en el cercano Primavera Sound) ha metido en algunas porciones del mismo más músculo, una energía que hace que la música en suspensión adquiera por momentos un groove más carnal. Una percepción especialmente visible en las primeras mitades, por así decirlo, de algunas de las composiciones más emblemáticas del volumen (Singularity, Neon pattern drum, Emerald rush), que posteriormente regresan a sus ya conocidos desarrollos más trascendentes. Posiblemente, Everything connected sea el único corte de esta sugestiva obra donde la rítmica house prevalezca de principio a fin.