Amor, ‘impro’ y jazz
La compañía Rosas rescata y revisa su pieza sobre música de Coltrane ‘A love supreme’
Último día para disfrutar de un imprescindible de la programación de danza: A Love Supreme (2005) , un clásico de la compañía belga Rosas revisitado ahora por sus creadores, Anne Teresa De Keersmaeker y el coreógrafo catalán Salva Sanchis.
La pieza, para un cuarteto de baile, parte de la composición homónima que hizo John Coltrane en 1965. Un álbum que se convertiría en legendario por su equilibrio entre improvisación y estructura, y por la poderosa mezcla de estilos de sus solistas, esto es, el propio Coltrane, el pianista McCoy Tyner, el bajista Jimmy Garrison y el batería Elvin Jones.
De Keersmaeker y Sanchis decidieron traducir al baile esa combinación de improvisación y composición escrita. Lo hicieron para cuatro bailarines, dos hombres y dos mujeres, en una pieza corta en la que cada intérprete se centraba en un instrumento y en el estilo de uno de los músicos, creciendo con la dinámica y la energía del conjunto. Una oda total a Coltrane.
Ahora, más de diez años después, ambos creadores han practicado algunos cambios sobre la pieza: la bailan cuatro chicos, el escenario ya no blanco como en el 2005, sino negro, y la duración es mayor, añadiéndole una entrada muda. También los límites de la improvisación son ahora más estrictos. Y ya no se trata de que cada bailarín represente un instrumento, aunque el resultado sigue siendo muy rico en variaciones.
“Fuera de la música occidental, la composición y la improvisación no son conceptos excluyentes. De hecho, la improvisación es la composición en la inmediatez del momento”, dice De Keersmaeker.