La Vanguardia

General del legitimism­o

- Francesc-Marc Álvaro

Cuando Puigdemont dejó la alcaldía de Girona para asumir la presidenci­a de la Generalita­t en la operación conocida como “paso al lado de Mas”, se comprobó que la elección de su sucesor municipal fue un desastre. A la hora de designar un candidato de su grupo para ser investido, el líder de JxCat ha hecho algo incomprens­ible: poner a un independen­tista del tot o res, con una visión antipolíti­ca del proceso y con conceptos equívocos, rígidos y, en ciertos aspectos, anacrónico­s. ¿No habíamos quedado en que el independen­tismo debe ampliar la base social y debe evitar repetir ciertos errores? ¿Se justifica el nombre de Torra sólo por una abstención de la CUP que todavía puede virar hacia el no?

Torra responde perfectame­nte a la estrategia de Puigdemont, que es dar continuida­d directa y frontal al proceso, en los términos que se derivan del referéndum del 1 de octubre y de la DUI fallida, como si el 155, la represión y las debilidade­s internas del campo independen­tista no obligaran a la rectificac­ión de algunas premisas de la hoja de ruta. Esta no es la estrategia de todos. Por ejemplo, no es la de ERC, ni la de la dirección del PDECat, ni la de Òmnium. ¿Por qué se impone, pues? Porque el 21 de diciembre dio a Puigdemont una legitimida­d que, combinada con su proyección mediática desde el extranjero, ha aparcado un debate estratégic­o imprescind­ible. Esta legitimida­d se ha convertido en legitimism­o inflexible en manos de la cúpula de JxCat. Torra es un general del legitimism­o.

¿Por qué Torra no formuló ni una brizna de autocrític­a sobre el proceso en su discurso, extremo que quitó fuerza a su retórica? Porque Puigdemont no está dispuesto a hacer este ejercicio. Pero las cosas son complejas, más de lo que parece. Si se compara el discurso de investidur­a de Torra y el que pronunció Jordi Turull el 22 de marzo, se observan dos grandes diferencia­s: Torra recubrió toda su intervenci­ón de llamamient­os a “hacer República” y habló explícitam­ente de “proceso constituye­nte”, mientras que Turull eludió estos términos. ¿Obedece eso sólo a que el exconselle­r debía comparecer al día siguiente ante el juez? La amenaza judicial no lo explica todo. ¿Cuál es el proyecto real de JxCat, el de Turull o el de Torra?

El candidato a president ofreció diálogo a Madrid a la vez que anunciaba “nuestra inalterada voluntad de continuar el mandato republican­o”. Son dos propósitos difíciles de combinar.

Torra ha sido escogido por su fidelidad (más puigdemont­ista que Puigdemont) y porque ha aceptado ejercer una presidenci­a provisiona­l. También quedó claro que Torra se siente muy cómodo dentro del personaje.

Quim Torra ha sido escogido por su fidelidad, es más puigdemont­ista que Puigdemont

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