El Barça pierde la cabeza y la imbatibilidad ante el Levante
El campeón pierde la imbatibilidad porque naufraga ante el Levante y reacciona tarde
El Barça cayó porque en el fútbol cada vez es más difícil que haya invictos. La derrota siempre llega, y al campeón le atizó de forma estruendosa. Desde más arriba, la caída será más dura, se dice. Y los blaugrana cayeron desde lo más alto tras 43 jornadas sin perder. Por eso, el impacto del 5-1 momentáneo a favor del Levante hizo tanto ruido y daño. Pero, una vez que ya tenía el récord perdido, el equipo de Valverde dio una lección de pundonor, aunque fuese tarde, y aún pudo empatar con un cabezazo de Luis Suárez que se fue alto.
Cinquè, cinquè, cinquè gol! El encargado de megafonía del Ciutat de València lo repitió varias veces por si alguien no lo sabía o no se lo creía. El Levante estaba ganando al líder, al campeón, al invicto. No sólo eso, lo estaba goleando. Lo ridiculizó. El modesto destrozó al poderoso. Abusó de su debilidad, huérfano de Messi, que tantas carencias tapa. Sin el 10, el Barça es menos Barça, sobre todo si delante tiene a unos jugadores con la moral por las nubes como los del Levante.
En la grada un chaval corría de un lado para otro con una cámara GoPro inmortalizando cada momento, cada gol, cada celebración. Cerca de él, un veterano seguidor granota se llevaba las manos a la cabeza, con los ojos como platos. “Nunca, esto nunca”, exclamaba, incrédulo. Más espectacular y exuberante que la salvación y la transformación conseguida por Paco López fue la guinda del pastel, bailando por momentos al Barça. Derrumbó a la torre más alta, una que llevaba infranqueable 43 jornadas.
Como atenuante, hay que señalar que en la penúltima jornada de una Liga ya ganada y en año de Mundial, no era una locura que los barcelonistas algún día tuviesen una bajada de tensión. Pero es que la de ayer fue una caída en picado. Y eso que Valverde escondió pocas cartas, señal que le hacía tilín la posibilidad de ser el primer equipo en acabar invicto desde la posguerra.
El entrenador del Barcelona puso a su centro del campo titular y utilizó una delantera que sería la envidia de cualquier equipo que no tuviera en sus filas a Leo Messi, que ayer no viajó a València. Pero fue por la defensa, sobre todo el eje de la zaga, por donde el barco hizo aguas.
Que Yerry Mina no convencía al cuerpo técnico se sabía por las convocatorias, pero el final de la temporada era la ocasión ideal para que se foguease en Europa. Ahora todo el mundo sabe las lagunas defensivas del colombiano. Las dejaron al desnudo Boateng y Roger con sus movimientos. Mina se equivocó casi siempre cuando quiso anticiparse o seguirlos, abandonando su posición. Tampoco ayudó la lesión de Vermaelen, que ya se rompió en el campo del Betis, otro equipo que durante la primera parte exigió muchas carreras hacia atrás al Barça.
Sin Messi, el que gobernó el partido fue Morales, el comandante del Levante. Se jugó a lo que él quiso. Como lo demostró en el primer gol al romper la cintura de Mina, colarse por la banda de Semedo y asistir a Boateng para que marcase.
Antes de la lesión de Vermaelen, Bardhi ya pudo marcar el 2-0, pero el larguero se lo impidió. Entonces se rompió el belga, que se fue al vestuario enfadado consigo mismo, y el Barça tardó mucho en hacer el cambio. Aún con diez, Mina, que era el único central, erró al caer en banda. Por el eje, Lukic se coló y Boateng regateó a Ter Stegen.
Lejos de dar su brazo a torcer, el Barça no había dicho su última palabra y se levantó de la lona antes del descanso gracias al espíritu rebelde de Piqué y el chut de Coutinho. Pero es que nada más empezar la segunda parte, Bardhi colocaba el tercero con un golazo.
Obligado a jugar a la desesperada, la verticalidad del Levante hizo añicos al Barça. Roger ganó un duelo a Piqué, que era el último hombre, y asistió a Boateng para el cuarto. Y Bardhi, aprovechando el desconcierto total, hacía el quinto. El Barça retrocedía 15 años, cuando Ronaldinho no había levantado al club.
Pero los tiempos han cambiado. Este Barça es un equipo campeón y sacó su orgullo. Tarde, pero lo hizo. La reacción la lideraron Coutinho y Suárez. Pero se quedaron cerca de la orilla. El Barça había hecho lo más difícil, meterse en el partido en un tris, pero con veinte minutos por delante se quedó con la miel en los labios, agotado.
LA PEOR CARA
Los locales, con un ‘hat trick’ de Boateng y un doblete de Bardhi, dejaron al desnudo las carencias de la defensa
AGOTADOS AL FINAL
El Barça reaccionó dos veces, con Coutinho a la cabeza, pero fue incapaz de empatar en los últimos 20 minutos