La CUP hará president a Torra pero le exige ruptura
OeLos anticapitalistas no garantizan la gobernabilidad oeEl candidato de JxCat será elegido hoy
Del discurso de Quim Torra del sábado, durante la primera sesión del debate de investidura, se llegó a decir que fue “radical”, pensado para complacer a la CUP. Lluc Salellas, miembro del secretariado de la formación, y Maria Sirvent, diputada de los anticapitalistas, despejaron ayer cualquier duda sobre las palabras del aspirante a la presidencia de la Generalitat: “Se quedó corto. Tiene que ir mucho más allá”. El caso, sin embargo, es que la militancia, quién sabe si habiendo escuchado o no a Torra, y aceptando o no sus propuestas, decidió mantener las abstenciones que había acordado en su momento para los candidatos Jordi Sànchez y Jordi Turull, y optó por facilitar la investidura hoy.
Así lo establecieron la sesentena de miembros del consejo político extraordinario de la CUP que se celebró ayer en Cervera (Lleida), tras recabar las opiniones de las asambleas territoriales. El resultado fue holgado: 40 votos favorables a mantener la abstención contra 24 votos para el no. Sólo una abstención. Vía libre a Torra, a quien algún sector de la CUP acusa de neoliberal, con unas votaciones similares a las realizadas ante la investidura de Turull.
“Las ganas, y muchas, son de votar en contra, pero por estrategia hay que tirar millas”, argumentaba un militante durante un descanso de la asamblea nacional que se celebró en paralelo al consejo político.
Sea como sea, la formación quiso dejar claro que en ningún caso la abstención significa que la CUP apoye o “colabore” con el candidato propuesto por Junts per Catalunya (JxCat). Pero Salellas y Sirvent explicaron que el contexto político actual, “de auténtica represión por parte de un Estado español autoritario”, ha llevado a los cuperos a decidir no bloquear la investidura que JxCat y ERC pretenden sacar adelante.
Ahora bien, aunque la CUP asegura que pasa a “la oposición activa” en el Parlament, no se plantea el bloqueo sistemático en las acciones del Govern. Pero en caso que JxCat y ERC se dediquen a “normalizar la gestión del autonomismo o a gestionar las migajas qué sólo permiten hacer políticas neoliberales y que nos condenan al marco actual”, en palabras de Sirvent, no garantizará la gobernabilidad. O dicho de otra manera: si es para “hacer república” y adoptar una estrategia de desobediencia contra el Estado, la CUP apoyará las dos fuerzas independentistas mayoritarias. Y si hace falta, en este supuesto, nuevamente la CUP se ofreció a entrar en la Mesa del Parlament o en el Govern.
Sin embargo, la ponencia política que ERC aprobará a finales de junio, en la que parece renunciar a la unilateralidad, o la designación del propio Torra, no invitan al optimismo entre los cuperos. Salellas aseguró que JxCat y ERC “en estos últimos meses han expresado un retroceso con respecto a lo conseguido” en otoño del 2017, cuando se realizó el referéndum del 1 de octubre y se declaró la independencia en el Parlament. “Es cuando más lejos llegamos para la consecución de la república”, afirmó Salellas.
“La represión de un Estado autoritario nos lleva a no bloquear la investidura”
La opción de permitir la candidatura ganó holgadamente: 40 votos contra 24
La CUP también anunció iniciativas. Tiene previsto poner sobre la mesa la asamblea de electos, como herramienta para responder “a la soberanía del pueblo ante unas instituciones donde sólo se pueden hacer políticas neoliberales". Ligado con eso, subrayaron que impulsarán uno ‘’proceso constituyente desde la base”, recogiendo así el compromiso de Torra de emprenderlo si es nombrado. Todo hará que el Govern vuelva a tener un presidente independentista. La reunión del consejo político la forzaron a última hora tres asambleas territoriales –Barcelonès, Camp de Tarragona y Baix Llobregat– que dudaron de la idoneidad del nombramiento de Torra.
Las bases de la CUP tuvieron tiempo para votar hasta las 12 del mediodía de ayer. Por tanto, muchas de ellas emitieron su votación tras tomar en consideración, probablemente, las palabras de Torra del sábado en la Cámara catalana, repleta de guiños dirigidos a los cuperos. No está de más recordar que el candidato llegó a prometer a la CUP en la réplica a Carles Riera que su Govern, en caso de resultar elegido, no haría “autonomismo”.
Una afirmación que el diputado cupero asumió a rajatabla y de la que aseguró que “tomaba muy buena nota”. Con todo, este lunes en la segunda ronda de la sesión de investidura y con las cuatro abstenciones de los diputados de la CUP, Torra relevará Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat al obtener la mayoría relativa necesaria: 66 votos a favor de JxCat y ERC ante los 65 en contra que emitirán Ciudadanos, el PSC, Catalunya en Comú y el PP. Todo esto sucederá si finalmente el Tribunal Constitucional no suspende el voto delegado de Puigdemont y el exconseller Toni Comín, cosa que hoy por hoy parece improbable.
“El debate ha sido complejo”, reconoció Salellas. El hecho es que la situación recordó la vivida en enero del 2016, cuando la CUP vetó la candidatura de Artur Mas a siete días de agotarse el plazo para nombrar nuevo presidente de la Generalitat. Sin embargo, entre los cuperos había quien bromeaba comparando la situación con la vivida en mayo del 2016, cuando la militancia, reunida en asamblea nacional, rompió inesperadamente el pacto de estabilidad con Junts pel Sí. En aquella ocasión, la asamblea se celebró en el Teatre de la Passió d’Esparreguera. Ayer fue en el Teatre de la Passió de Cervera, aunque la decisión la tomó el consejo político en un local situado a unos trescientos metros.