El precio del crudo
El Gobierno calcula que un encarecimiento del crudo que lo situara en una media de 75 dólares por barril este año restaría siete décimas al crecimiento económico.
El Gobierno calcula que un encarecimiento del precio del crudo que situara esta materia prima en una media de 75 dólares por barril este año restaría siete décimas al crecimiento económico, que se vería reducido a un 2%.
La retirada de Estados Unidos del pacto nuclear con Irán ha derivado en una escalada del precio del Brent, que el viernes se situaba en torno a los 77 dólares por barril y que, de mantenerse en esos niveles, podría afectar a la economía española.
Con el crudo en estos niveles, el crecimiento económico, que el Gobierno estima en el 2,7% este año, sería siete décimas inferior, un parón que también afectaría al repunte del consumo privado –que perdería dos décimas– y el del empleo –ocho décimas–, mientras que la deuda pública con respecto al PIB sería 1,1 puntos en porcentaje superior.
El Gobierno también calcula cómo se vería afectada la economía si los precios del petróleo se mantuvieran altos y alcanzaran una media de 82 dólares el barril de media en 2019, 2020 y 2021.En esas circunstancias, el crecimiento económico sería 0,8 puntos inferior al del escenario central en el 2021, es decir, que en lugar de aumentar el PIB un 2,3% se reduciría en un 1,5%. Además, según Funcas, si el petróleo se mantiene en los precios actuales el déficit comercial podría incrementarse este año en unos 4.000 millones de euros.
De la misma manera, la consultora de análisis económico y de mercados de AFI Diana Posada apunta que el actual nivel de precios del crudo repercutirá directamente en la inflación, lo que impactará en el consumo –en un entorno en el que los salarios no crecen, esto supone “una pérdida directa de la capacidad adquisitiva de los hogares”– y la inversión, ya que las empresas verán mermados sus márgenes. En su opinión, un incremento del 20% de los precios respecto al escenario anterior, como el que se maneja actualmente, costará entre 6.000 y 7.000 millones de euros en la factura energética, lo que supone una “pérdida directa de renta”.
Sólo en la factura energética el coste puede oscilar entre 6.000 y 7.000 millones de euros