Abejas protegidas
València, en línea con la UE, activa medidas para proteger a estos polinizadores
La Generalitat Valenciana ha tomado varias medidas para proteger a las abejas.
La calidad medioambiental de un ecosistema natural se mide en parte por la presencia y salud de sus abejas. Insectos extremadamente delicados, pero cuya función polinizadora es fundamental para el desarrollo de todo tipo de plantas con flor, y cultivos. Una de las mayores amenazas son los pesticidas e insecticidas, pero también la sequía y, en ocasiones, los agricultores. Es el caso de los citricultores, que en el caso valenciano rechazan la polinización cruzada entre variedades de cítricos. Es decir, las abejas, por la proximidad de plantaciones, pueden provocar la presencia de semillas en frutas de otras variedades, lo que deteriora el producto final de cara a los consumidores.
La consellería de Agricultura, Medio Ambiente y Cambio Climático que dirige Elena Cebrián, de Compromís, ha adoptado una serie de medidas para minimizar estas amenazas contra las antófilas (término griego que significa amantes de las flores). Entre estas, ordenar los asentamientos apicolas, que estos dispongan de puntos de agua limpia para “atender las necesidades fisiológicas de las abejas” y endurecer las sanciones contra el uso de tratamientos fitosanitarios que provoquen mortalidad entre estos insectos. La Unión Europea acordó también hace unas semana prohibir tres insecticidas neonicotinoides responsables de la muerte masiva de abejas; acuerdo que generó el aplauso de todos los colectivos ecologistas.
Rogelio Llanes Ribas, director general de Agricultura valenciano, subraya la importancia de evitar estos pesticidas “durante los periodos de floración”. Y respecto a los puntos de agua recuerda que la sequía “ha obligado a las abejas a desplazarse para buscar agua en zonas insalubres, como charcos de fábricas abandonada; y para estos insectos es fundamental poder tener agua limpia cercana”.
Respecto a los asentamientos comenta que la norma acordada por la Generalitat Valenciana establece la ubicación de las colmenas a partir de cuatro kilómetros de las plantaciones de cítricos, durante su época de floración, que se fija entre el 9 de abril y el 31 de mayo de 2018. La medida persigue evitar lo que en valenciano se denomina la pinyolà, la presencia de semillas de una variedad en otros frutos. Recuerda que en los años ochenta y noventa se plantaron en la Comunitat Valenciana variedades híbridas de mandarino que provocaron la presencia de semillas en los frutos de otras variedades del grupo mandarinas que, hasta el momento, no las producían, con menoscabo de la calidad final de algunas variedades y repercusión comercial negativa. Por ello, se estableció la obligación de sacar las colmenas de las zonas citrícolas.
Pero al tiempo, desde la conselleria se reconoce la necesidad de establecer mecanismos que impidan que entre los propios citricultores se realicen nuevas plantaciones que provoquen daños en calidad en las parcelas colindantes o que la plantación de ciertas variedades citrícolas que provoquen polinización cruzada vayan acompañadas de medidas preventivas. “Es fundamental que avancemos a medio y largo plazo en la correcta ordenación de los dos sectores implicados”.
Carlos Muñoz, líder del sector apícola de la Unió de Llauradors, se muestra incómodo con la norma que obliga a desplazar asentamientos apicolas: “no era necesario, ya lo estamos haciendo”. Le preocupa mucho más, señala, que se actúe de manera más contundente contra el uso de productos fitosanitarios y que se busque una solución para luchar contra la varroa, un ácaro que está destruyendo las colmenas.
“Está pasando como con los virus, se crean productos contra la varroa más fuertes, pero el ácaro se hace cada vez más resistente; con lo que cada vez es más difícil proteger a las colmenas”.
En la Comunitat Valenciana hay un total de 2.254 apicultores y 359.948 colmenas. Y la calidad de la miel obtenida a partir de la flor de azahar es una de las más preciadas en los mercados. El sector, reconocen desde la Generalitat, esta en crecimiento, pero con enormes dificultades. “Donde hay abejas hay mejor salud medioambiental”, insiste Rogelio Llanes. Estas medidas son, en este sentido, un avance para mimarlas.
La Generalitat regula la compleja convivencia entre los apicultores y las plantaciones citrícolas