“En México falta una gran alianza moral”
Javier Sicilia, escritor y fundador del Movimiento por la Paz
El poeta y novelista Javier Sicilia –nacido en Ciudad de México en 1956 y ahora residente en Cuernavaca– creó el Movimiento por la Paz, la Libertad y la Dignidad tras el asesinato de su hijo y otros seis jóvenes, ejecutados por delincuentes en el 2011. El próximo 28 de mayo, Sicilia mantendrá un encuentro con todos los candidatos electorales para presentarles una propuesta de pacto nacional por la paz y la justicia.
Un pacto nacional parece difícil dadas las diferencias que se ve entre los partidos en la campaña electoral.
No me refiero a los partidos. Me refiero a todos los sectores de la nación. Un plan acordado por expertos en esas dos líneas: paz y justicia. Tenemos 25.000 asesinatos al año en México y 35.000 desaparecidos. Este es un país de fosas clandestinas cavadas tanto por el crimen organizado como el Estado. Tenemos el ejército en las calles; es decir, un estado de excepción. En este contexto, ¿de qué democracia podemos hablar? Los candidatos no han entendido el drama del país. Lo único que se está debatiendo es quién va a administrar este infierno. Hace falta una gran alianza con lo que llamaría la reserva moral del país. Incluirá a muchos actores sociales como los zapatistas, el concejo indígena, Cuauhtémoc Cárdenas y su Frente por México. Sin eso, por parafrasear a Clausewitz, la polí- seguirá siendo la continuación del crimen por otros medios.
Pero hay elementos que López Obrador –candidato de la izquierda, que lidera los sondeos– comparte con ustedes al menos en su discurso. Un llamamiento a una regeneración moral, un gran proyecto de reconciliación.
Andrés Manuel, por supuesto, tiene que ser parte de esa reserva moral. El problema es que AMLO (iniciales de López Obrador) tiene la necesidad de ser líder. Yo espero que gane pero quien llegue al poder en estas condiciones, no va a poder con esto.
Si gana AMLO, ¿cree que la sociedad civil podría virar el nuevo gobierno hacia donde tiene que estar?
Pues, sí. Creo que es la única posibilidad. López Obrador acierta cuando habla de que una de las principales causas de la violencia es la política económica. No sólo las políticas del gobierno. Los grupos criminales son modelos empresariales aún más perversos que los legales. Necesitamos fortalecer las economías de las regiones y de las pequeñas comunidades rurales, porque las políticas económicas neoliberales y el crimen organizado han arrasado esas comunidades. El otro tema es la justicia. Hay que empezar a meter en la cárcel a expresidentes, gobernadores y las células crimira nales. Y después hablamos de amnistía. Andrés Manuel puede abrir esa puerta. Espero que esté a la altura.
Pero da la sensación de que López Obrador ha decidido correr un tupido velo sobre los delitos anteriores de esos políticos con el fin de empezar de nuevo.
Eso es un grave error. Hay que encarcelar a los responsables del desastre. Sin castigos, la amnistía se convierte en impunidad. Primero, el encarcelamiento, luego marcamos responsabilidades. Sólo después veremos quiénes son susceptibles de amnistía.
¿Es más difícil este proceso que antes la guerra contra los cárteles librada por Felipe Calderón?
Sí. Después del asesinato de mi hijo (el 2011), salimos a la calle y propusimos un pacto. En ese momento había con quien pactar: con los líderes de los cárteles. El tema era la droga, que en el fondo debería ser un problema de salud pública y no de seguridad nacional. Pero la estrategia de sacar al ejército a las calles obliga a esos capos de la droga a armarse de criminales patica defenderse. Descabezamos a los cárteles y lo que quedan son células delictivas que se dedican con el armamento que tienen al secuestro, a la trata y a la extorsión. Nadie los controla. De modo que cuando López Obrador dice: “vamos a pactar”, yo le pregunto, ¿con quién?”
Su hijo fue víctima de esa violencia descontrolada, ¿verdad? Sí. Año y medio antes del asesinato descubrieron la base de operaciones del cártel del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca. La Marina asalta uno de los apartamentos de Beltrán, lo asesina, y el cártel se dispersa. Pero quedan los remanentes y empieza a subir brutalmente la violencia en el estado de Morelos. A mi hijo lo mata una célula delictiva que ya nadie controla. A dos amigos suyos que estaban en un antro controlado por esa célula les robaron sus tabletas, cámaras, etcétera. Cuando los jóvenes reclamaron, el dueño del bar los secuestra y ofrece 2.000 pesos (unos 100 euros, en el 2009) a un sicario, conocido por degollar y decapitar a sus victimas, para que mate a siete personas y así evitar problemas con la policía y el ejército. Y así fue. Los metió en una camioneta y los mató. Por 2.000 pesos.
EL GRAN RETO
“López Obrador tiene razón: una de las causas de la violencia es la política económica”