La Vanguardia

Torra y el opio de la república

- Joaquín Luna

Me sorprendió Quim Torra el sábado: he aquí un hombre leído. La mala noticia es que parecía un personaje encerrado en su mundo, su obra y sus conviccion­es, de los que no buscan tanto la luz en las lecturas como más munición. Supongo que nos pasa a todos con las obsesiones.

Leer y viajar son sólo dos aficiones. No vacunan contra nada. Hay quien visita países exóticos para confirmar sus prejuicios, estilo “son pobres, pero felices”. También se puede leer mucho y no enterarse de nada.

Dos de los mantras de este procesismo ilustrado de Quim Torra atentan contra el sentido común: ofrecer diálogo al Gobierno mientras uno desarrolla una república; trabajar por ampliar la base soberanist­a y al mismo tiempo despreciar a los ciudadanos que pretendes atraer. Resulta desconcert­ante, dicho en son de paz.

No fue el único orador el sábado que apeló a fer república. Es indudable que la república existe en el corazón de muchos catalanes, pero convendrem­os que la astracanad­a del 27 de octubre invita al realismo: caras de funeral en las escalinata­s del Parlament, cuatro gatos en Sant Jaume esperando la izada de la estelada y pies en polvorosa de los dirigentes que habían proclamado la buena nueva. Sorprende que con semejante parto haya tanto empeño en fer república... Nació muerta, y los muertos no suelen resucitar.

El segundo mantra también tiene tela. El soberanism­o ha necesitado casi dos años para sincerarse con los resultados de las elecciones de septiembre del 2015: falta músculo, base social y apoyos dentro de Catalunya para lanzarse a un desafío al Estado ante la mirada de la comunidad internacio­nal (no es de extrañar ahora el desembarco de juristas, abogados y leguleyos europeos con el objetivo –como aquel farsante Nobel de la Paz tunecino– de hacer creer a la parroquia en milagros: lo que la Europa política nos ha negado nos lo dará la Europa judicial).

I a fer bullir l’olla!

Sin prisas, aquel 47,4% de votos fue un éxito. Con las prisas, el éxito se ha convertido en fracaso porque desde entonces sólo han enconado al resto de los catalanes y han reforzado nuestro escepticis­mo. No está nada mal la ideología tuitera de Quim Torra. Ya podemos imaginar el trato que dispensarí­a su república a españoles, discrepant­es, taurinos y a los no simpatizan­tes del FC Barcelona...

Lo único tangible en esta república virtual es que, pase lo que pase, hay un peaje: la muchachada de la CUP siempre decide in extremis. Hace tropecient­os años, la selección española de fútbol no fue a un Mundial por el lanzamient­o de una moneda al aire. Así decide la CUP el rumbo y las presidenci­as de la fantasmal república, cuyas cualidades pregonadas en el Parlament recuerdan a los anuncios radiofónic­os de Justo Molinero: feminista, tecnológic­a, pacifista, transparen­te, incorrupti­ble, montserrat­ina...

La república existe en muchos corazones, pero nació muerta el 27-0, y los muertos no suelen resucitar

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain