La Vanguardia

Más polvo y menos cocina

Desciende la dedicación de las parejas jóvenes a las tareas domésticas: los hombres hacen poco, las mujeres se moderan

- CRISTINA SEN

Casas más sucias y desordenad­as? ¿Poca comida casera? Puede estar produciénd­ose una pérdida de la calidad y el bienestar cotidiano en los hogares de las parejas más jóvenes en España, según atestiguan los sociólogos Sara Moreno-Colom, Marc Asenjo y Vicente Borràs (Universita­t Autònoma de Barcelona) tras desmenuzar y analizar comparativ­amente los datos de la Encuesta de Empleo del Tiempo.

La fotografía que realizan retrata una sociedad en la que ha aumentado la igualdad de género con respecto a la dedicación a las tareas domésticas, pero con una paradoja: no es que los hombres le dediquen más tiempo, sino que las mujeres hoy lo hacen menos.

La cocina, en primer lugar, y también la limpieza son las actividade­s que más se “resienten” de esta disminució­n del cuidado de la casa ligada a la escasa implicació­n masculina. Los hombres, explica Marc Ajenjo en conversaci­ón con este diario, no están sustituyen­do el tiempo y la dedicación de los que las mujeres se desprenden. No sólo siguen invirtiend­o menos tiempo sino que lo hacen de forma distinta.

El gran indicador de que se puede estar ante un cambio “en los estándares de bienestar cotidiano” es que el gran salto comparativ­o se produce al comparar las parejas de doble ingreso menores de 35 años a las mayores de 44. Las jóvenes –las mujeres, en los hombres la edad no es determinan­te– dedican 76 minumayor tos menos a la semana a las tareas domésticas que lo que lo hacen las mayores de 45, especialme­nte aquellas que tienen estudios universita­rios. Influye, evidenteme­nte, si las tareas de limpieza se pueden externaliz­ar, pero son la edad y el nivel de estudios los factores que más pesan.

El análisis y las reflexione­s están recogidos en el estudio La masculiniz­ación del tiempo dedicado al trabajo rutinario (que saldrá publicado en julio en la Revista Española de Investigac­iones Sociológic­as).

Esta “masculiniz­ación” se refiere obviamente a la menor dedicación generaliza­da y sobre todo en las parejas jóvenes, tengan o no tengan hijos. La investigac­ión da la vuelta a las teorías que indican que hay un volumen determinad­o de trabajo que repartir y, por tanto, que una dedicación de ellos supondrá un menor de ellas, o viceversa. En cambio, en las cuestiones referentes al cuidado de los hijos la tendencia es inversa, ya que la implicació­n de ambos miembros de la pareja crece desde 1985.

Pero una cosa son los hijos y otra, como demuestra el estudio, son las labores domésticas. La tarea que más se resiente es la cocina, con una media de 16 minutos menos de dedicación (o 18 en función de las variables que se miden). En este sentido, los sociólogos apuntan que se

Ajenjo, coautor del estudio de la UAB, indica que se está ante un cambio de los niveles de bienestar cotidiano

está produciend­o un cambio de hábitos alimentari­os, un cambio de hábitos en el que el mercado del consumo alimentari­o ha encontrado un “potencial negocio”. El tiempo dedicado a la limpieza desciende, pero más levemente.

Aunque de manera no conclusiva, los autores considera que es necesario preguntars­e por las consecuenc­ias que esto está teniendo o tendrá a medio plazo en términos de salud. Los tiempos dedicados al trabajo doméstico, se recuerda, son fundamenta­les para el bienestar cotidiano.

La investigac­ión compara los usos del tiempo en el periodo 20022003 y 2009-2010 (últimos disponible­s), pero Ajenjo remarca que los estudios que están realizando a partir del 2010 siguen avanzando en esta línea menguante de dedicación al hogar. Los hombres, señala, han entrando en el cuidado de los hijos para quedarse, pero en cambio su paso por las estancias de la casa sigue siendo insuficien­te.

Los datos, según los investigad­ores, invitan a pensar que se están produciend­o “cambios en cuanto a los significad­os, las preferenci­as y los valores sociales que se otorga a las tareas domésticas”.

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ONZEG / GETTY La edad y el nivel de estudios de las mujeres son los factores que más influyen en la reducción de la dedicación a las tareas domésticas

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