La Vanguardia

“La injusticia social de mi país nos va limando”

Pedro Mairal, autor de ‘La uruguaya’

- NÚRIA ESCUR

La última novela de Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970), La uruguaya (Libros del Asteroide), se llevó el premio Tigre Juan por la singularid­ad de esta historia de desencuent­ros. En palabras de sus editores, La uruguaya está a medio camino entre un road trip yun relato iniciático; en las de Juan Pablo Villalobos, “no alcanzó a pasar ni una noche en la mesilla de noche: como todo lo bueno de la vida, se fue de un tirón y me dejó desvelado”.

La misma editorial reedita su primera novela, Una noche con Sabrina Love, con la que Mairal ganó el premio Clarín. La historia de Daniel Montero, inocente y virgen, que con 17 años ve cada noche el programa de Sabrina Love, la porno star ,y un día se entera de que él ha ganado el premio: pasar una noche con Sabrina en Buenos Aires.

Al principio de La uruguaya

afirma usted –o el personaje– que no le gustan las relaciones de pareja dependient­es, lo que usted denomina “parejas siamesas”...

Me refiero a esas parejas que contestan a todo en plural: “Nos gustó mucho”... Y si te descuidas con eso acabas formando una de esas parejas que son un monstruo de dos cabezas. Esas que antes compartían e-mail, van juntos a todos lados y parece que comparten cerebro.

¿Suelen terminar muy mal?

Sí, porque uno necesita una parte de sombra. Y eso es lo que reivindica mi Lucas que, como dice una amiga mía, “habla dormido”. En realidad, le da la culpa de todo a su matrimonio cuando lo que arrastra es una frustració­n profesiona­l.

“Si no puedes con la vida prueba con la vidita”, dice Lucas.

Es que no puedes soñar con escribir una gran novela. No quieras hacer obras maestras todo el tiempo, ¡hay que perdonarse un poco más!

La uruguaya desvela el modo de resquebraj­ar una relación mientras se fantasea con otra.

Un mensaje de móvil puede destruir muchas parejas. Sacan a la luz cosas que antes no emergían, que a veces sólo son flirteos, nada concreto... creo que la mayoría de las parejas que hoy rompen por infidelida­d lo descubren desde el móvil.

Así le ocurrió a David Trueba.

Pero claro, si ella se fue con Viggo Mortensen eso es durísimo –¡eso no tiene vuelta atrás!– pero te deja a ti a un buen nivel.

Su amor literario acaba en “estafa”... Entonces el protagonis­ta descubre su prioridad.

Cuando escribí el libro pensé que era un texto muy masculino y mi sorpresa ha sido que muchas mujeres se han visto identifica­das. ¡Les ocurre lo mismo que a nosotros! El matrimonio les roba espacio y algunas ya se atreven a expresar en voz alta que la maternidad es algo que a veces les agobia. Parece que las mujeres no tenían permiso para exterioriz­ar el miedo a los hijos, ese horror de la responsabi­lidad...

¿No será de los que sufren escribiend­o?

En mi proceso creativo primero quiero aislarme de las interrupci­ones, para no sufrir. Cuando me aparece esa magia mental es tremendo pero una vez ahí, instalado dentro de la escritura, me gusta sentirme en ese mundo paralelo. En medio hay mucho intento y fracaso, a veces frustració­n, ansiedad... Me cuesta mucho explicar eso. La gente me dice ¿cómo estás? y yo no sé responder. Es como tener un amor clandestin­o: no se lo puedes contar a nadie hasta que termina. Si hablo de lo que estoy escribiend­o siento que dejo la Coca-Cola abierta...

¿Pensó en dejar Argentina? Alguna vez, pero no me atrevo. En 2001 quise venir a Barcelona pero me asustó la idea de irme de mi país. ¡Me parecía que iba a dejar de existir Buenos Aires! Y de ahí nació un libro. Pero me gustaría pasar fuera unos años... en Argentina convivimos con la injusticia social, llevamos demasiado tiempo y te va limando la sensibilid­ad, te carga de impotencia. No veo que un gobierno nuevo en Argentina pueda hacer nada al respeto, le está fallando un poco el plan. No pinta bien la cosa.

¿Qué les llega del movimiento independen­tista catalán? Nos llegaron las imágenes del día 1, cuando votaron y les respondier­on con esa violencia y represión, la gente mayor arrastrada por el suelo... a mi eso me impresionó mucho, aunque me desilusion­ó el modo en que acabó resolviénd­ose. Me pareció una energía dispersada.

¿Se siente identifica­do?

Sí, con esta grieta que tienen ustedes en sus familias; en Argentina tenemos kirchneris­tas y antikirchn­eristas, peronistas y antiperoni­stas, discusione­s fuertes... se pueden poner ásperos, a veces. Allí se pasa del diálogo al insulto a toda velocidad.

En alguna crítica he leído su uso del “español rioplatens­e”. ¿Cómo lo definiría?

Es un español que, según me cuentan, mantiene algunos vínculos con el hablar andaluz. Ese desprendim­iento, ese tono medio desenfadad­o, como “eso no vale nada” que parece despectivo y displicent­e pero es cariñoso. El rioplatens­e tiene algo de eso. Y allí todavía usamos el

vos, que fue una forma española.

¿Qué no se cansaría de leer?

A mí me gusta mucho la poesía. Mezclar el tono coloquial y, de pronto, unos chispazos de poesía. Lucas lo hace eso cuando anda muy intoxicado o muy borracho; es entonces cuando se abre, se quiebra.

¿La lírica va incluida en el ADN argentino?

Todavía más en el chileno. En Chile es más prestigios­o ser poeta que novelista, en Argentina es al contrario.

¿Relee o le aburre?

De vez en cuando necesito volver a leer El guardián en el centeno de Salinger, el tono de ese chico protagonis­ta está muy bien logrado, me gusta de vez en cuando abrir Cien años de soledad, repasar algo de El Quijote, vincularme con el español, leer en voz alta cualquier parte del Romancero gitano o de Quevedo...

Escribió Sabrina Love en 1998, una novela iniciática llevada al cine por Cecilia Roth ¿Qué cambió en Mairal en estos 20 años?

¡Ui, me revolcó la ola de la vida! Tuve el privilegio de estar disconform­e con la película. Es muy difícil tolerar el amor propio pero hay que entender las adaptacion­es. La primera vez que vi el filme fue durísimo, ¡es como hacerle cirugía estética a tu hijo! Pensé en Boris Vian, que murió en la sala de cine mientras veía la adaptación de su novela Escupiré sobre vuestras tumbas. Un ataque al corazón.

LA TORTURA CREATIVA “No quieras hacer obras maestras todo el tiempo, ¡perdónate un poco más!”

INFIDELIDA­DES TECNOLÓGIC­AS “La mayoría de las parejas que hoy rompen por infidelida­des lo descubren por el móvil”

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XAVIER CERVERA El argentino Pedro Mairal en la librería La Central, donde rememoró sus últimas creaciones

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