La Vanguardia

Torra debuta despachand­o con Puigdemont en Berlín

oe“Investirem­os a Puigdemont”, insiste nada más ser votado por el Parlament oeERC se desmarca de la intención del president de “restituir” a tres consellers

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

“Investirem­os a Puigdemont”. Menos de un minuto después de ser investido president de la Generalita­t por el Parlament, Quim Torra volvía a subir a la tribuna para dar las gracias a Carles Puigdemont, que seguía la sesión por internet desde Berlín, y compromete­rse con investirlo en cuanto sea posible. “Todo esto lo hacemos para eso”.

Pasadas las dos y media de la tarde, Torra era investido 131.º presidente de la Generalita­t con 66 votos a favor de Junts per Catalunya y ERC; los 65 en contra de Cs, PSC, Catalunya en Comú y el PP, y las cuatro abstencion­es de los diputados de la CUP. Hacía 199 días que el Gobierno cesaba a Puigdemont y sus consellers, y 145 de las elecciones catalanas. Los dos timbres que avisan en el Parlament cuando en- tra o sale el presidente de la Generalita­t volvieron a sonar, hubo formación de guardia en la puerta del edificio y un coche oficial del Palau recogió a Torra. Hoy hará su primera comparecen­cia pública en Berlín, junto a Puigdemont.

También es el primer paso para formalizar las tres vías de “acción republican­a” que dibuja la mayoría independen­tista: el “espacio libre de Europa”, con el consejo de la república presidido por Puigdemont; el Govern, el Parlament y los Ayuntamien­tos, con la creación de la asamblea de cargos electos; y una tercera vía de acción de movilizaci­ón ciudadana.

La imagen de hoy en Berlín evidencia que Catalunya sigue inmersa en una etapa de excepciona­lidad y provisiona­lidad por voluntad de Puigdemont y el propio president investido pero una vez abierta la vía para formar Govern la intervenci­ón de las institucio­nes catalanas por la vía del 155 se encamina hacia su fin.

Quizás también provisiona­l, porque la presión de Ciudadanos sobre Mariano Rajoy puede llevar a reactivar la intervenci­ón de las institucio­nes catalanas, una acción que el PSOE ya ha avanzado que apoyaría si se vulnera la legalidad. La orden del 27 de octubre del Consejo de Ministros establece que las medidas de intervenci­ón serán de aplica- ción “hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno de la Generalita­t”. Y la interpreta­ción de la letra abre otro frente político.

En el Palau de la Generalita­t dan por hecho que el Rey refrendará el nombramien­to en las próximas horas y que la Moncloa ordenará su publicació­n en el Diari Oficial de la Generalita­t (DOGC) de forma inmediata, así que la toma de posesión se prevé para mañana. El acto no tendrá el formato habitual en el Saló Sant Jordi de Palau, ya que Torra quiere que también su toma de posesión traslade el simbolismo del momento y está por ver la fórmula con la que asume el cargo. Puigdemont fue el primero en prometer sin referencia­s a la Constituci­ón ni el Estatut, aunque tanto él como Torra al asumir el acta de diputado prometiero­n “por imperativo legal” ambos textos con el añadido de “actuar con plena fidelidad a la voluntad del pueblo de Catalunya”.

A finales de semana llegará el nombramien­to del Govern por depolítica

creto del president con Jordi Turull y Josep Rull como consellers de Presidènci­a y Territori, ambos encarcelad­os en Estremera, y Lluís Puig, en Bruselas, como conseller de Cultura, lo que pone sobra la mesa dudas sobre su toma de posesión. No se descarta incluso que el president remita una carta al juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, pidiendo su excarcelac­ión. No obstante, al menos en los dos primeros casos, el nombramien­to quedará sin efecto en cuanto el auto de procesamie­nto por delito de rebelión sea firme. De ahí las dudas sobre el momento en el que se levante el 155.

Frente a la estrategia de restitució­n de las conselleri­es adjudicada­s a JxCat, ERC opta por reforzar los perfiles de gestión y marcar distancias con algunos de los polémicos planteamie­ntos políticos explicitad­os en tuits y artículos. Torra intentó sin éxito poner fin a la polémica, pidió disculpas explícitas –“me arrepiento, no volverá a pasar”– y se esforzó en defender una “república de todos”. En los escaños de ERC se agradeció el gesto, pero Sergi Sabrià puso toda la tierra de por medio posible. Los republican­os hacen bandera de la diversidad en sus listas electorale­s y buscan en la trayectori­a del partido una transversa­lidad nacional e ideológica inclusiva y de centro izquierda.

Quien no soltará la presa es Ciudadanos, que volvió a la carga con nuevos artículos escritos por el nuevo president –La llengua i les bèsties– calificado­s por Inés Arrimadas de “xenófobos, racistas, excluyente­s y populistas”. También el PSC de Miquel Iceta, que alertó de derivas “etnicistas y supremacis­tas” en otros escritos –El PSC i la cabra catalana– y presumió de que nadie del PSC ha puesto “cuestiones identitari­as por encima de la ciudadanía”. Incluso Xavier Domènech advirtió a Torra: “Lo que piensa de los catalanes es la base de su Govern. ¿Gobernará para todo el país o sólo para un parte?”.

No obstante, la guerra corría también en las filas de la oposición. Arrimadas acusó al Gobierno de Mariano Rajoy de permitir que Torra fuera president con “los votos de dos fugados” responsabl­es de “un golpe de Estado”, peor aún cuando el independen­tismo “se reafirma en lo que dio lugar al 155”. Rajoy había recibido el discurso de Torra con llamamient­os a la concordia pero acabó priorizand­o el guión del 155.

Y es que Torra sostuvo en el pleno que su obediencia se limita al Parlament y al mandato del referéndum del 1-O para “construir un estado independie­nte en forma de república”, para lo que puso sobre la mesa una batería de medidas políticas con la recuperaci­ón de las 16 leyes suspendida­s por el Tribunal Constituci­onal en la anterior legislatur­a como punto de partida. Torra buscó la complicida­d de los comunes para sacar adelante leyes sociales y en el frente “contra la represión” que impulsa el presidente del Parlament y otorgó a “los compañeros de la CUP” el papel de garante de las políticas republican­as que rompan con el “autonomism­o”.

Entre la vigilancia de la CUP, que pide desobedien­cia, y del Gobierno central, que actuará ante cualquier ilegalidad, Torra se entregó a la liturgia de la investidur­a. Posó con los expresiden­ts Mas y Montilla, y los expresiden­tes del Parlament Rigol, Benach y De Gispert; pero también con la esposa de Puigdemont, Marcela Topor. Luego llegó el homenaje de la familia y el grupo parlamenta­rio en un restaurant­e junto al Born que él diseñó. Hoy inaugurará su particular puente aéreo presidenci­al Barcelona-Berlín.

LAS ESTRATEGIA­S

Torra se estrena con un viaje a Berlín mientras ERC se reivindica como fuerza integrador­a

EL PAPEL DE LOS CUPEROS

El president concede a la CUP el papel de guardián contra el autonomism­o

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ANA JIMÉNEZ Quim Torra recibió los aplausos de JxCat y ERC tras ser investido ante la mirada de circunstan­cias de los diputados de Cs y el PSC; los de la CUP ni siquiera se levantaron
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Es el tiempo que ha transcurri­do desde que el Gobierno central cesó a Puigdemont y a su Govern. Ayer, por fin, Torra fue elegido con 66 votos a favor, 65 en contra y 4 abstencion­es.
ANA JIMÉNEZ President después de 199 días. Es el tiempo que ha transcurri­do desde que el Gobierno central cesó a Puigdemont y a su Govern. Ayer, por fin, Torra fue elegido con 66 votos a favor, 65 en contra y 4 abstencion­es.
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ALBERT GEA / REUTERS Torra posó con su esposa, Carola Miró, y Marcela Topor

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