Pontificado estelar
‘Lazzaro felice’ y ‘Un asunto de familia’ completan la jornada de Cannes
Jorge Mario Bergoglio se convierte en estrella en el Festival de Cannes gracias al documental Papa Francisco. Un hombre de su tiempo, una conversación del director Wim Wenders con el pontífice argentino mirando a cámara y el contrapunto de su acción pastoral.
Hay días consagrados a la esperanza, como ayer. Con un gran protagonista ausente: el papa Francisco, estrella del documental Papa Francisco. Un hombre de su tiempo. Una larga conversación con el Papa mirando a cámara –dirigida por Wim Wenders–, con el contrapunto de su acción pastoral.
Pero en su lugar, en lugar del Papa, llega Lázaro, el resucitado, metafórico protagonista del filme Lazzaro felice, de Alice Rohracher, con Alba Rohracher, la hermana de la directora, como protagonista, y Sergi López también. Una mirada –entre mágica y atolondrada– a las consecuencias que la vida tecnológica, en tránsito del campo soñado a la cruel ciudad, tiene para un grupo de personas, una comunidad apartada del tiempo, italiana hasta la médula. Intemporal también.
Con una primera parte mágica que habla de un pueblo perdido en la noche de los tiempos, por la maldad de una condesa, que los tiene engañados después de generaciones y generaciones de aislamiento. Y otra segunda, veinte o treinta años después, en que reencontramos a esa comunidad en los márgenes de la gran ciudad. El nexo es Lázaro, el resucitado, que viaja en el tiempo aunque no se sabe muy bien para qué. El encanto del filme se impone a su mensaje, dejando un regusto de buenas intenciones…
Como regusto edificante deja también el citado documental de Wenders sobre el Santo Padre. Donde temas polémicos, como la homosexualidad o la pederastia dentro de la Iglesia, captan la atención. Wim Wenders se acerca con su cámara, llena de respeto y amor, a la figura del Papa. Una especie de trasunto de san Francisco, para el director alemán, que se muestra frente a la cámara en sus múltiples viajes, consolando a los enfermos y a los desheredados, hablando de paz y de amor. Pero también de comprensión y de perdón con los poderosos de la tierra.
Francisco habla con elocuencia de lo humano, en este caso, más que de que lo divino. Del sufrimiento, que sólo se entiende, dice, en el marco de la libertad que Dios ha dado al hombre. Y reivindica el humor, remedio infalible incluso para entender a Dios, dice. Aparte de una breve filmación del jesuita que fue el argentino Jorge Mario Bergoglio en los años noventa, Wenders se olvida del hombre que hay bajo la mitra papal, y por lo tanto de la vida anterior de Francisco a su elección como Santo Padre. Argentina, y la historia de Bergoglio en ella –dicen que compleja–, queda olvidada.
Papa Francisco. Un hombre de su tiempo, de Wenders es una hagiografía, en el mejor sentido de la palabra. Una oportunidad para escuchar al Santo Padre, que habla mayormente en castellano. También en italiano. Un hombre que transmite bondad y inteligencia. Sobre todo que transmite lo que quiere decir de forma clara. ¿Muros? “Para nada: tender puentes”, dice Francisco. ¿Homosexualidad? “¿Quien soy yo para juzgar?”. Cambio climático: “El gran desastre de la humanidad”. Pederastia en la Iglesia: “Tolerancia cero”.
“Siento que el protagonista no haya podido venir”, bromea Wenders, antes de arrancar la proyección de este documental que, más que documental, es un púlpito privilegiado. “Jesús –dice Francisco– no está en una Iglesia que cifra su esperanza en la riqueza, la tentación de los cristianos”. Y la elocuencia de Francisco se impone a cualquier prevención.
El japonés Hirokazu Koreeda, por su parte, sigue, en Un asunto de familia, con sus asuntos de familia, como en buena parte de sus anteriores películas. Aquí lo hace con una convicción y un gusto que lo coloca entre los favoritos. La familia hecha de amor. La verdadera familia es la que eliges.
Una jornada edificante, la de ayer, sin duda, que cambia hoy con la llegada de Lars von Trier.
Wenders proporciona al Papa la oportunidad de hablar de asuntos polémicos, como la pederastia en la Iglesia