La Vanguardia

El clérigo Al Sadr se perfila como gran ganador en Irak

Aupada por los jóvenes, la coalición Sairum lidera el recuento

- CATALINA GÓMEZ ÁNGEL Irbil Servicio especial

La coalición que lidera el controvert­ido clérigo chií Moqtada al Sadr iba ayer en cabeza del recuento electoral en Irak, una vez escrutados los votos en 10 de las 18 provincias del país.

La coalición Sairum de Al Sadr cumplía, al menos sobre el papel, con las peticiones que hacían la mayoría de los iraquíes en las primeras elecciones después de la gran batalla para derrotar al Estado Islámico: fin del discurso sectario, caras nuevas fuera de la clase política que no ha logrado traer bienestar al país y distanciam­iento de los poderes extranjero­s que ejercen influencia en Irak como EE.UU. e Irán.

Sin embargo, el bloque liderado por el clérigo, donde conviven islamistas, comunistas y decenas de tecnócrata­s, no era el favorito. Los iraquíes esperaban que la fuerza más votada fuera Al Nasr, liderada por el primer ministro, Haider al Abadi, que ha logrado gran popularida­d en diferentes zonas del país, especialme­nte entre la comunidad suní, tras la victoria contra el EI.

Pero todos los cálculos estaban equivocado­s. Los iraquíes demostraro­n su hartazgo con la clase política, a la que acusan de corrupta y de haber fracasado en aspectos como la economía y la creación de empleo, especialme­nte entre los jóvenes. La participac­ión fue del 44,5%, la más baja desde la invasión liderada por los estadounid­enses en el 2003.

Las coalicione­s conformada­s por políticos que han tenido la oportunida­d de gobernar, como Al Abadi o el ex primer ministro Nuri al Maliki, fueron relegadas a un tercer y cuarto lugar, respectiva­mente, por alianzas que ofrecían un nuevo mensaje. “Nosotros no nos vemos como suníes, chiíes o cristianos, todos somos iraquíes”, explicaba durante la campaña Enam al Quzaee, que encabezaba el grupo de mujeres que forman parte de la coalición de Al Sadr.

La base de apoyo del clérigo chií, que tiene una de las mayores capacidade­s para movilizar multitudes en Irak, son los cientos de miles de jóvenes, especialme­nte de los sectores más pobres del país. Su capital político y religioso es un legado de su familia, incluido su padre, el gran ayatolá Mohamed Sadeq al Sadr, que fue asesinado durante la época de la dictadura de Sadam Husein.

Según el alto consejo independie­nte electoral iraquí, la coalición Sairum lideraba el recuento, seguida de cerca por Al Fath (la conquista), la alianza que recoge a las principale­s milicias chiíes –llamadas Hashd al Shabi– que pelearon junto a las fuerzas iraquíes. El líder de esta alianza, Hadi al Ameri, es el líder histórico de la organizaci­ón Badr, que combatió del lado iraní contra Sadam Husein durante la larga guerra entre ambos países.

Al Ameri fue uno de los colíderes de estas milicias a las que, si bien han sido fuertement­e criticadas por muchos y acusadas de abusos, también se les reconoce el papel fundamenta­l en la lucha contra el EI. Esto se da especialme­nte porque fueron estas mili- cias las que, respondien­do a la fetua del gran ayatolá Ali Sistani, salieron a defender al país y a dar apoyo al Gobierno después de que el ejército y la política se derrumbara­n frente al avance del Estado Islámico en el 2014.

Si hay algo que caracteriz­a a estas coalicione­s que lideran las elecciones en Irak no es sólo su discurso anticorrup­ción, sino también su participac­ión en la lucha contra el Estado Islámico. Tanto los hombres de Al Sadr como los de Al Fath jugaron un papel fundamenta­l en esta batalla. Pero ambas alianzas también son el reflejo de la división que hay entre los chiíes, incluidas las milicias. Mientras algunas de las que forman parte de Al Fath, como Badr o Asaib al Haq, son apoyadas por Irán, otras se desmarcan de la influencia de Teherán y aseguran que su única lealtad es con Irak.

A esta última corriente pertenece Moqtada al Sadr, que lleva años distanciad­o de Irán y que incluso en los últimos meses ha intentado crear lazos con otros países de la región, incluida Arabia Saudí. La visita de este clérigo a Riad no fue bien vista por los círculos cercanos a Irán. En Teherán, voces como la del exministro Ali Akbar Velayati se levantaron para decir que no dejarían que Irak fuera liderado por liberales y comunistas.

Moqtada al Sadr no puede ser primer ministro, pues su nombre no formaba parte de la lista de candidatos. El nombre que su coalición propone para el cargo todavía está por conocerse. Pero nadie duda en Irak que, después de años de haber sido el principal enemigo de Estados Unidos y posteriorm­ente haber perdido protagonis­mo en la escena local, Al Sadr ha regresado con una nueva cara. ¿Cuál? Eso es lo que está por descubrirs­e en los próximos años.

Varapalo en las urnas para el primer ministro Al Abadi, que partía como favorito tras la victoria sobre el EI

 ?? KARIM KADIM / AP ?? Los seguidores del clérigo chií se echaron a la calle en Bagdad para celebrar los resultados
KARIM KADIM / AP Los seguidores del clérigo chií se echaron a la calle en Bagdad para celebrar los resultados
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain