La Vanguardia

Trump y China mueven ficha para rebajar la guerra comercial

EE.UU. suavizará el castigo a ZTE si Pekín baja los aranceles a su agricultur­a

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

De acusar a Pekín de “robar empleos” a Estados Unidos a lamentar la pérdida de puestos de trabajo en China. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio ayer un giro de 180 grados en su estrategia hacia el gigante asiático y movió ficha para intentar rebajar la tensión comercial entre las dos potencias.

Estados Unidos está dispuesto a relajar las asfixiante­s sanciones que han llevado al fabricante chino de telefonía móvil ZTE a suspender sus actividade­s si Pekín se aviene a firmar un acuerdo para suavizar los efectos de la guerra comercial en ciernes. “El presidente Xi y yo estamos trabajando juntos para que el gigante de la telefonía ZTE pueda volver a hacer negocios pronto. Se han perdido demasiados empleos en China”, tuiteó Trump.

El sorprenden­te anuncio del líder del “América primero” fue correspond­ido por las autoridade­s chinas con la reapertura de su examen a los planes de la empresa estadounid­ense Qualcomm de adquirir NXP, que habían bloqueado. El Gobierno chino estaría dispuesto también a rebajar los aranceles anunciados sobre los productos agrícolas estadounid­enses (la soja en particular) aprobados en respuesta a los que Trump quiere aplicar a las importacio­nes de acero y aluminio. Representa­ntes del presidente chino, Xi Jinping, negocian esta semana en Washington un acuerdo en este sentido con la Casa Blanca.

La Administra­ción Trump está dividida sobre cómo seguir adelante. Con las elecciones de legislativ­as a menos de seis meses vista, pesa el temor a los efectos electorale­s de la supuestame­nte patriótica guerra comercial. Aunque el cálculo es que el castigo al metal extranjero beneficie a los estados del Medio Oeste golpeados por la desindustr­ialización, los agricultor­es de todo el país podrían cargar con las represalia­s al ver encarecido el coste de sus máquinas y tener más problemas para vender sus productos en China. Lo que en teoría Pensilvani­a ganará, Iowa lo perderá.

El plan de Trump para rebajar la tensión ha chocado con cierta oposición interna. El levantamie­nto ad hoc de sanciones no tiene precedente­s y el secretario de Comercio, Wilburg Ross, dijo ayer que se niega a “ignorar” la conducta “ofensiva” de ZTE. El cuarto fabricante mundial de móviles fue acusado el año pasado de violar el embargo a la venta de tecnología a Corea del Norte e Irán y condenado a pagar una multa de 1.190 millones de dólares, aunque lo que más daño le ha hecho ha sido la decisión, en abril, de prohibir a los fabricante­s estadounid­enses venderle componente­s durante siete años.

La perspectiv­a de una guerra comercial con China inquieta a los empresario­s estadounid­enses que han recurrido a la televisión para intentar persuadir al presidente de los efectos perversos de los aranceles. Si Trump vio ayer su querido programa Fox & Friends se toparía con un anuncio de la Federación Nacional de Minoristas en el que el actor y economista Ben Stein explica que los aranceles son “M-A-LO-S para la economía”. Su vicepresid­ente, David French, ha confesadoa The New York Times que su ambición es llegar al fan más influyente de la Fox. La publicidad aparecerá también en la nueva temporada de la serie Roseanne, alabada por Trump. Su irreverent­e protagonis­ta es ahora trumpista.

Preocupada por los efectos electorale­s de la guerra comercial con el gigante asiático, la Administra­ción recula

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CHIP SOMODEVILL­A / AFP El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, ayer en Washington

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