El clan familiar de Salvador
Seguranyes analiza unas relaciones de amor y odio
Salvador Dalí envió a su padre el libro Babaouo, un guion cinematográfico surrealista, con una dedicatoria. Era un dibujo, titulado Ante la próxima e inevitable revolución social, donde él mismo aparece hablando con su padre y esta frase: “El hijo comunista dirigiéndose, lleno de inquietud, a su padre republicano gubernamental”. Debajo, a modo de respuesta se lee: “Sí, bien... pero qué haremos el día de mañana”. Y una flecha redirige hacia las siglas “URSS”.
La dedicatoria es de 1932 y refleja el distanciamiento entre el padre, un notario librepensador y republicano federal cómodamente instalado en Figueres, y su hijo, pintor, que acaba de adherirse al movimiento surrealista y ha roto con su familia tras exponer en París un dibujo con la inscripción: “A veces, por placer, escupo sobre el retrato de mi madre”. El padre reaccionó a esta burla contra su mujer, fallecida unos años antes, y a la decisión de su hijo de unirse a Gala, una mujer rusa, casada con el poeta Paul Éluard y diez años mayor que él, con inusitada dureza: lo expulsó de su casa, lo amenazó con violencia si regresaba y lo desheredó. Este episodio marcó para siempre las relaciones en el seno de la familia Dalí, cuyos entresijos desvela ahora la historiadora del arte Mariona Seguranyes en una exposición en el Museu de l’Empordà de Figueres (abierta hasta el 4 de noviembre) y en un extenso catálogo (Viena Edicions) bajo el título Els Dalí de Figueres. La família, l’Empordà i l’art.
Mariona Seguranyes ha rastreado por primera vez en el archivo de Anna Maria Dalí, la hermana del pintor, que ha conservado Emilia Pomés, su ahijada, la mujer que la cuidó hasta su muerte. Muestra por primera vez fotografías, cartas y manuscritos de la familia y revela parte de un dietario de Anna Maria, escrito en castellano, que se interrumpe en 1927. Se trata de una investigación con consultas también a los archivos del Centro de Estudios Dalinianos, el Colegio de Notarios y otras instituciones y particulares. La conclusión de Seguranyes és que “la vida y la obra de Salvador Dalí no se pueden entender plenamente sin atender a la complejidad de sus relaciones familiares”. Y en primer lugar cita el impacto que supuso la muerte a los 22 meses de edad de un primer hijo del notario y su mujer Felipa Domènech al que pusieron el nombre de Salvador. El segundo Salvador, el pintor, que nació a los nueve meses de la muerte del primero, afirmó que vivió traumatizado por el recuerdo del hermano cuyo retrato veía siempre al pasar por la habitación de sus padres.
El padre de Dalí fue un personaje pasional, de carácter irascible, que protegió a su hijo y se ocupó durante los primeros años de darle apoyo logístico hasta que llegó la ruptura en 1929. Anna Maria Dalí, desplazada como consejera, musa y secretaría por Gala, se puso entonces del lado del padre. Y pese a varios intentos de reconciliación, las desavenencias se recrudecieron cuando el pintor publicó su Vida Secreta y Anna Maria respondió con el libro Salvador Dalí visto por su hermana, avalado por el padre. Gala y el surrealismo se interponían de nuevo. Y además añade, Seguranyes, Anna María nunca accedió a las lecturas de Freud. Anna Maria encontró el apoyo del escritor Manuel Brunet, quien a través de Destino cuestionó además la conversión al catolicismo de Dalí en los años 50. La respuesta de Dalí fue llamar brunets a todos sus enemigos.
Esta pugna se mantuvo tras la muerte del notario y se vio acrecentada por las discusiones sobre la herencia. Dalí reclamaba a Anna Maria la propiedad de las pinturas que quedaron en casa del padre tras la expulsión de la familia y le acusó de vender algunas. Las divergencias se mantuvieron hasta la muerte de los dos hermanos aunque nunca llegaron a romper del todo los lazos. Salvador le siguió enviando libros y catálogos dedicados. Anna Maria prosiguió el álbum de recortes de prensa que había iniciado el padre.
ARCHIVOS INÉDITOS
La muestra y el catálogo del Museu de l’Empordà de Figueres desvelan los entresijos de la familia
DIVERGENCIAS
Dalí quedó marcado por el trauma del hermano fallecido y las pugnas con su padre y su hermana