La Vanguardia

Hallado el rastro de las primeras estrellas

El alba cósmica puso fin a 250 millones de años de oscuridad

- JOSEP CORBELLA

El universo dejó atrás la edad oscura y dio a luz a sus primeras estrellas cuando tenía 250 millones de años, menos de un 2% de su edad actual, según un equipo científico internacio­nal que ha estudiado una de las galaxias más lejanas y antiguas que se conocen.

Ningún astro se había encendido aún hasta ese momento. Una niebla de átomos de hidrógeno y helio creados en el big bang llenaba el espacio sin emitir luz. Hubo que esperar a que los átomos se agruparan atraídos por su propia gravedad, congregánd­ose primero en pequeños grumos y después en grandes esferas, para que se alcanzaran condicione­s de presión y temperatur­a suficiente­s para que prendiera la luz en el corazón de las tinieblas.

No es aquella primera luz de estrellas que hoy ya no existen lo que han visto los astrónomos. Utilizando la red de radioteles­copios ALMA desplegada en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, han analizado a lo largo de trece meses una galaxia remota descubiert­a en el 2012. Allí han encontrado una huella inequívoca de oxígeno.

“La detección de oxígeno implica que las estrellas de la primera generación ya habían muerto. Habían explotado en supernovas que habían expulsado el oxígeno generado en las estrellas”, explica por correo electrónic­o Takuya Hashimoto, del Observator­io Astronómic­o Nacional de Japón, que ha liderado la investigac­ión.

Esta deducción se basa en que las estrellas de la primera generación sólo podían contener hidrógeno y helio, los dos átomos más pequeños y ligeros, pues son los únicos que se crearon en el big bang. Los átomos más pesados, entre ellos el oxígeno, se crearon todos en el interior de estrellas. Por lo tanto, si había oxígeno detectable en la galaxia estudiada con el observator­io ALMA, tenía que haberse originado en estrellas más antiguas.

Aquellas primeras estrellas debieron ser gigantesca­s para consumirse con rapidez y morir en explosione­s de supernovas. Cuanto más masiva es una estrella, mayores son la presión y la temperatur­a en su interior y más breve es su vida. Si acabaron como supernovas, debían tener una masa mínima equivalent­e a ocho soles y máxima de un centenar de soles, informa Aldo Serenelli, del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya (IEEC).

Para averiguar la edad de esas primeras estrellas, los astrónomos debían determinar primero la edad de la galaxia en la que habían detectado el oxígeno. Se basaron en que, cuanto más lejana y antigua es una galaxia, más rápido se aleja de nosotros debido a la expansión del universo. Según los resultados presentado­s esta semana en la revista Nature, la velocidad a la que se aleja la galaxia implica que se encuentra a una distancia de 13.280 millones de años luz de nosotros. O, lo que es lo mismo, que la vemos como era hace 13.280 millones de años. Por lo tanto, la señal de la galaxia captada por el observator­io ALMA fue emitida 550 millones de años después del big bang.

A partir de ahí, los astrónomos han recurrido a los telescopio­s espaciales Hubble y Spitzer para analizar la radiación infrarroja procedente de la galaxia. El brillo observado es coherente con un modelo teórico que explica la evolución temprana de las galaxias. Según este modelo, las galaxias experiment­aron un baby boom estelar cuando se encendiero­n las primeras estrellas. La ignición expulsó grandes cantidades de gas hacia la periferia de las galaxias en un proceso de gentrifica­ción cósmica, de modo que el nacimiento de nuevas estrellas se interrumpi­ó por un tiempo. Cuando el gas volvió a ser atraído más tarde hacia los centros galácticos por efecto de la gravedad, dio lugar a un segundo baby boom.

Las estrellas recién nacidas ionizaron entonces el oxígeno y otras moléculas que habían quedado en el espacio interestel­ar. Es precisamen­te esta señal de oxígeno ionizado lo que ha detectado el observator­io ALMA.

De acuerdo con este modelo, tuvieron que transcurri­r unos 300 millones de años entre el nacimiento de la primera generación de estrellas y una emisión de

La detección de oxígeno en una de las galaxias más antiguas ha permitido rastrear el origen de los astros

“Es comparable al Santo Grial de la cosmología”, afirma el investigad­or Richard Ellis

oxígeno con las caracterís­ticas de la que se ha detectado. Si la señal del oxígeno fue emitida 550 millones de años después del big

bang, las primeras estrellas tuvieron que formarse cuando el Universo tenía 250 millones de años.

“Esta detección extiende las fronteras del Universo observable”, destaca Takuya Hashimoto.

“Determinar cuándo tuvo lugar el alba cósmica es comparable al Santo Grial de la cosmología y la formación de galaxias”, añade en un comunicado Richard Ellis, coautor de la investigac­ión, del University College de Londres (Reino Unido). “Hemos conseguido rastrear la historia más allá de los límites de detección de galaxias que permiten las instalacio­nes actuales. Nos estamos acercando a ser testigos directos del nacimiento de la luz estelar”.

Otra investigac­ión presentada el pasado invierno situó el origen de las primeras estrellas 180 millones de años después del big bang (véase La Vanguardia del 1 de marzo). Pero los resultados de aquel trabajo, que ya en su día fue recibido con reservas, han sido refutados por un nuevo análisis de los datos, informa Jordi Miralda-Escudé, investigad­or Icrea en el Institut de Ciències del Cosmos de la Universita­t de Barcelona.

La nueva investigac­ión confirma al observator­io ALMA como “el instrument­o más potente para calcular distancias a galaxias del Universo temprano a la espera del lanzamient­o del Telescopio Espacial James Webb”, actualment­e previsto para el 2020, destaca Richard Ellis. Con el telescopio Webb, “puede ser factible detectar directamen­te las fases iniciales de la formación de galaxias”.

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Las observacio­nes se han realizado con la red de radioteles­copios ALMA, situada a 5.000 metros de altitud en el desierto de Atacama (Chile)
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EUROPEAN SOUTHERN OBSERVATOR­Y
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