El enviado de Zoido a Interior recoge el despacho y se despide
Puigserver se ha ido como llegó, discretamente y sin hacer ruido
Casi al mismo tiempo que los diputados del Parlament votaban la candidatura de Quim Torra, el hombre enviado por el ministro Juan Ignacio Zoido a tutelar la Conselleria d’Interior, Juan Antonio Puigserver, recogía sus bártulos del despacho que ha ocupado los últimos meses y se despedía. El mallorquín, secretario general técnico del ministerio, se marchó con la misma discreción y buenas maneras con las que llegó. Sin hacer ruido y hablando en catalán con todos.
Intencionadamente o no, lo cierto es que Zoido y su secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, designaron para tutelar el departamento de Interior a un técnico al que, los que han trabajado estrechamente con él estos últimos meses, definen como una persona “muy profesional, bien preparada y respetuosa” con el trabajo que se estaba haciendo. Consultó siempre lo que no sabía, no tomó decisiones unilateralmente y es cierto que una de sus primera solicitudes fue pedir que se tradujeran al castellano los documentos más importantes que él debía reenviar a sus jefes en Madrid.
Puigserver ocupó el despacho del secretario general de Interior y, según fuentes del departamento y de la cúpula de los Mossos, no tardó en descubrir, por si solo, que las dos estructuras funcionaban sin necesidad de ser invasivo.
El lunes reunió por la mañana a los directores generales que siguen en funciones y se despidió personalmente de todos ellos. Del periodo del 155 sólo queda la todavía directora de comunicación de la Conselleria d’Interior, Esther Sastre, –cesada por el 155 y nombrada posteriormente por Zoido– y que a día de hoy sigue supervisando la política comunicativa de los Mossos d’Esquadra y despacha con los responsables del ministerio.
Lo cierto es que en estos últimos meses la intervención de Puigserver ha sido tan quirúrgica que las únicas situaciones “incómodas” o “controvertidas”, por definirlas de alguna manera, se han producido por algún intento de intervención política sobre el funcionamiento de la policía catalana.
Durante estos meses, el comisario Ferran López ha despachado con Puigserver, con el que ha hecho frente común para tratar de desbloquear la partida económica que tiene completamente asfixiadas las arcas de la policía catalana. No hay recursos en la administración catalana. Casi todos los proyectos están bloqueados, pero el jefe del cuerpo tiene el compromiso de que una partida presupuestaria extraordinaria está a punto de llegar. Y así lleva esperando unas cuantas semanas.
El futuro de López es incierto y prematuro aventurar qué pasará en la cúpula de la policía autonómica. Entre otras cosas porque nadie lo sabe. Entre los candidatos que suenan a conseller de Interior, está Miquel Buch. Algunas fuentes no oficiales aseguran que el comisario López ya tiene escrita su carta de renuncia y que la entregará en su primer encuentro con el nuevo conseller.
¿Quién asumirá la responsabilidad de comandar el cuerpo? Esta semana, el president Quim Torra evitó citar al mayor Josep Lluís Trapero, pero sí acabó admitiendo en Catalunya Ràdio que, en su debido momento, se entiende que con el Govern ya constituido y el conseller de Interior nombrado, se le preguntará formalmente si desea recuperar sus funciones al frente de la policía catalana. La respuesta sólo la sabe Trapero pero a nadie se le escapa que el mayor de la policía catalana está inmerso en un proceso judicial en la Audiencia Nacional que condicionaría sus decisiones y actuaciones como responsable de los Mossos d’Esquadra. En cualquier caso, el nuevo organigrama de la seguridad pública catalana se conocerá en pocos días, incluida quién ocupa la vacante no cubierta de la jefa de comunicación de los Mossos que fuentes del futuro gobierno ya han explicado que se la volverán a ofrecer a la periodista Patricia Plaja.
Torra espera formar Govern para preguntar formalmente a Trapero si quiere mandar los Mossos