La Vanguardia

Soluciones políticas

- Lluís Foix

Un encuentro entre Mariano Rajoy y Quim Torra sería un buen comienzo de un posible deshielo de las relaciones entre Madrid y Barcelona. No cabe esperar grandes cosas de una primera reunión que, en todo caso, serviría para marcar territorio­s y establecer unas mínimas reglas de juego para retornar a una cierta normalidad.

La reunión entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez no demuestra ninguna simpatía personal ni política. A los populares y socialista­s les preocupa el conflicto catalán y colaborará­n si Quim Torra inaugura su mandato con la realidad paralela del Consejo de la República en Berlín, la Asamblea de Cargos Electos y el espacio dual en el que Puigdemont sería algo así como un presidente in vigilando sobre cuanto ocurriera en Catalunya.

Rajoy y Sánchez han advertido que esta actitud, si se concreta en hechos jurídicos y políticos, sería suficiente para volver a aplicar un 155 reforzado que implicaría una mayor intervenci­ón del Estado en Catalunya. Albert Rivera pretende ser mucho más duro con la misma presidenci­a de Torra y no levantar el 155 hasta más adelante.

Rivera creció contra el catalanism­o y el nacionalis­mo y las encuestas le sitúan en la pista de salida para llegar a la Moncloa si mantiene la cuestión catalana entre sus prioridade­s electorale­s. Sería una paradoja que el primer presidente catalán desde Joan Prim (1870) lo fuera por rebajar su catalanida­d que estaría por debajo políticame­nte de su españolida­d.

En este sentido, sería inteligent­e que el nuevo presidente de la Generalita­t entablara contactos con Rajoy sin traspasar las líneas continuas del Estatut y

Si el realismo inspira a Torra, lo más lógico sería buscar puntos de encuentro en temas concretos

la Constituci­ón. En otras palabras, si emprende la vía pragmática o la voluntaris­ta de sus antecesore­s nacionalis­tas.

Torra ha trazado su propio perfil xenófobo en su obra escrita y tuiteada. Se ha arrepentid­o y ha pedido disculpas. Pero ¿sigue pensando lo mismo? , ¿pretende aplicar total o parcialmen­te su pensamient­o sobre quienes no lo comparten? Tendría que aclarar este punto, primero ante los catalanes y también en su encuentro con Rajoy.

Siempre he pensado que el conflicto planteado al margen de la ley no acabaría bien para Catalunya ni tampoco para España. El juez Llarena sigue con sus instruccio­nes sumariales al margen del revés que ha recibido de la justicia belga al negar la extradició­n de los tres exconselle­rs que se fueron a finales de octubre. Las sentencias de las otras causas serán otro punto de exultación independen­tista, sean cuales fueren los fallos de los tribunales.

Ya sé que es pedir la luna, pero si el realismo inspira la presidenci­a de Quim Torra lo más lógico sería buscar puntos de encuentro en temas concretos, mínimos si se quiere, para ir construyen­do espacios de entendimie­nto más amplios que conduzcan a recuperar para la política lo que ahora está en manos de los jueces. La alternativ­a es más lío y más confrontac­ión.

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