La Vanguardia

Tres Tombs y su ‘tortell’

- PÉREZ DE ROZAS / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA

Teorías sobre la forma del tortell. Mientras una sostiene que la forma abierta pretende evocar la herradura, la otra lo vincula al pie redondo de los equinos.

Conviene aclarar, empero, una cuestión previa y ligada al origen de la tradición. Es cosa averiguada que al principio era un simple panecillo confeccion­ado con algún que otro condimento de efecto terapéutic­o y que se daba a los animales, los protagonis­tas de la cabalgata. Los ciudadanos que solicitaba­n la bendición adquirían estos panecillos, dinero que iba destinado a la parroquia. Eran resecos y quebradizo­s, con un gusto nada atractivo para las personas.

De ahí que aquel panecillo derivara un buen día en el tortell, de mayor tamaño y forma de herradura para que los jinetes pudieran portarlo con facilidad encajado en el brazo y elaborado de forma que fuera bien apreciado por el paladar humano.

La última evolución del tortell consistió en cerrar el círculo. Así lo describía una crónica de principios del siglo XIX: “Es de notar que el pendonista lleva colgada del brazo una enorme rosca de bizcocho, de las que en su día suelen confeccion­arse con notable celebridad en la modesta pero nunca bien ponderada panadería de Sant Jaume”.

La celebració­n de la ceremonia popular de Els Tres Tombs constituía un motivo para que los arrieros , muleros y mozos de cuerda de Ribera la aprovechar­an para lucir con orgullo ostensible el esplendor de sus galas, que por supuesto también recaían en animales y carruajes.

Y sobre el origen del nombre Tres Tombs hay también teorías diversas. Una asegura que tiene su origen en las tres vueltas rituales que daba la procesión alrededor de la isla de casas en la que se alza la iglesia dedicada al santo, enmarcada por las calles Sant Antoni Abat y Botella.

Otra teoría es la que alude a la figura ecuestre que logra un buen jinete para que el caballo, con las patas levantadas y aguantado en difícil equilibrio sobre las traseras, dé entonces tres giros sobre sí mismo.

La tercera teoría es la que relaciona la denominaci­ón con el galope espectacul­ar por la muralla.

A propósito de esta última, los amantes de la tradición a toda costa no dejaban de lamentar que se hubiera perdido el ritual a partir de 1854, a causa de haber sido derribadas las murallas.

He aquí en qué consistía. Ante el porche de la iglesia, sita en la calle Sant Antoni Abat, se colocaban alineados los pendonista­s y los portadores de los cordones, con la escolta de honor rematada por los músicos. Y entonces daba comienzo la galopada por la cuesta que desde allí ascendía hasta lo alto de la muralla, para bajar a continuaci­ón, también a galope, por la calle Botella. Había que repetir tres veces esa carrera, acompañada por la música. Las caídas no escaseaban, lo que procuraba mayor emoción.

Al principio tenía forma de herradura para encajarlo mejor en el brazo

 ??  ?? Esta fotografía de 1945 evoca la atracción que ejercía el tortell de Els Tres Tombs
Esta fotografía de 1945 evoca la atracción que ejercía el tortell de Els Tres Tombs

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain