Miradas a La Ricarda
La Miró muestra dos momentos de la casa de Antoni Bonet en El Prat de Llobregat
La Ricarda es una de las joyas de la arquitectura moderna catalana. La construyó entre 1949 y 1956 el arquitecto Antoni Bonet Castellana para el ingeniero y mecenas Ricard Gomis e Inés Bertrand como residencia de verano y fines de semana. Pero fue mucho más que eso. A pocos kilómetros de Barcelona, en El Prat de Llobregat, se convirtió en un refugio de la vanguardia cultural durante el franquismo y un laboratorio de experimentación artística por el que pasaron desde Miró y Tàpies hasta Merce Cunningham y John Cage. Desde la puesta en marcha de la tercera pista del aeropuerto –los aviones pasan casi rozando, y el rugir de los motores es ensordecedor–, la vida en su interior es prácticamente imposible.
De su construcción, realizada mediante una serie de comunicaciones por carta entre la familia Gomis-Bertrand y Antoni Bonet, exiliado en Argentina, fue testigo privilegiado el fotógrafo Joaquim Gomis, hermano del arquitecto, que la fue fotografiando mientras la construían. Una selección de aquellas imágenes puede contemplarse ahora en el vestíbulo de la Fundació Miró en el marco de la exposición La Ricarda: dos miradas. La muestra –hasta el 30 de septiembre– contrapone aquel momento de construcción (se inauguró en 1963) con el actual, con la vivienda ya deshabitada, registrado en este caso por la escultora Magels Landet, quien se detiene con su cámara en los múltiples detalles arquitectónicos.