La Vanguardia

¿Quién fichó a Douglas?

- Joaquín Luna

Recuerdo el almuerzo porque fue muy agradable. Y fácil de precisar en el tiempo (marzo del 2015) porque unas horas más tarde Ramón Cierco, responsabl­e de la Fundación del Barça, afrontaba la acusación de la justicia de EE.UU. respecto a la BPA, entidad bancaria de la que era el principal accionista junto a su hermano. Una bomba informativ­a. Me supo mal: Cierco tenía visión, cordialida­d y energías.

En Massimo, restaurant­e agradable y sin tonterías, también almorzaba en otra mesa Douglas, prometedor refuerzo defensivo llegado al Barça el verano anterior. Ya con tan pocos meses, Douglas estaba condenado. O mejor dicho, el club: el contrato era de cinco temporadas. Cuando se saludaron, el brasileño se apresuró a destacar el entusiasmo con el que entrenaba. Supongo que jugar en el Barça le parecía el chollo del siglo y por entrenar no iba a quedar.

Douglas tuvo algo de broma –cinco millones de euros de traspaso y algunos más por su trabajo– y de ejemplo perfecto de la poca transparen­cia del FC Barcelona y de todos los clubs. ¿Quién fichó a Douglas? La respuesta es muy sencilla: el mismo que trajo a Andersson, a Christanva­l, a Milito, a Henrique, a Chygrynski, a Vermaelen, al bueno de Mina...Un señor llamado Nadie. Nadie les fichó aunque los más de 250 millones gastados en dieciséis defensas centrales desde el 2001 –no está mal, a uno por temporada, y sin contar al polivalent­e Song– dan que pensar: ¿por qué es tan difícil acertar con un puesto del que no se espera que obtenga el

El FC Barcelona del siglo XXI está especializ­ado en fichar centrales que no juegan... ¡con lo sencillo que era hallar caciques del área!

Balón de Oro ni que decida en hipotética­s finales? De las once posiciones de un equipo, ningunas han cambiado tanto en los últimos treinta años como el portero y el central. A este ya no se le busca para mandar en el área –el mayor piropo a un central era llamarle “cacique del área”– sino que sepa dar salida al balón. Que sea, vamos, Beckenbaue­r, el primer central que parecía haber estudiado carrera y doctorado en Maguncia, Bolonia o Cambridge.

Cada temporada se abre el debate: ¿necesita el Barça otro central? Por cierto, ¿hay ya que buscar equipo a Mina? ¿Es sensato mejorar el contrato de Umtiti o conviene explicarle que con noches como la de Roma debería de ser más prudente? Cuesta comprender que se haya fallado tanto y durante tantos años y tantos presidente­s y técnicos. Quizás sí, quizás ya no se trata de un fichaje tan sencillo como en los tiempos de los “caciques del área”. Se hallaban perlas por cuatro céntimos –el caso de Migueli– o por millones –Alexanco–, millones bien invertidos porque se trataba de decisiones fiables. O lo uno o lo otro. Lo que no lleva a ninguna parte son tantos y tantos defensas de medio pelo, ni Miguelis ni Alexancos. Lo barato siempre termina siendo caro. Y sospechoso.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain