La Vanguardia

Trump, un año investigad­o

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NO hay duda de que Rusia emprendió un intento sin precedente­s de interferir en nuestras elecciones del 2016”. Con estas palabras, el presidente del comité de Inteligenc­ia del Senado de Estados Unidos declaraba probada la intervenci­ón de Rusia y de su presidente, Vladímir Putin, en la última campaña presidenci­al para favorecer al candidato Donald Trump y hundir a Hillary Clinton.

El comité, controlado por los republican­os, se desmarcaba así del informe que meses atrás elaboraron sus colegas de la Cámara de Representa­ntes y que concluía que no estaba probado que Rusia intentara ayudar a Trump. Es evidente que los congresist­as republican­os están divididos entre apoyar al presidente y la evidencia de las pruebas de que Putin echó una mano a Trump. La conclusión del comité senatorial coincide con la de los servicios de inteligenc­ia. La investigac­ión estará concluida totalmente en agosto y se produce en paralelo a la que lleva a cabo el fiscal especial para el Rusiagate, Robert Mueller, de cuyo nombramien­to se cumplió ayer un año y que busca dilucidar si la campaña de Trump y Moscú se coordinaro­n, así como si hubo obstrucció­n a la justicia por parte de Trump, una sospecha alimentada cuando el presidente cesó en mayo del pasado año como director del FBI a James Comey, que llevaba el caso.

Lo cierto es que ya hace un año que Trump y su entorno están siendo investigad­os por la trama rusa. Mueller ha recopilado más de cien presuntos delitos contra 19 imputados, incluyendo al jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y al exconsejer­o de Seguridad Nacional Michael Flynn, que admitió su culpabilid­ad. También ha inculpado a empresas rusas. Como respuesta a todo ello, el presidente prosigue incansable su campaña de descalific­ación e insultos contra Mueller. Ayer tuiteó: “Felicidade­s, América. Ya estamos en el segundo año de la mayor caza de brujas de la historia americana”. Su estrategia es poner de su parte a la opinión pública y exigir que la investigac­ión acabe rápidament­e, pero es poco probable que Mueller, un hombre austero y metódico que nunca muestra sus cartas, modifique un calendario que sólo él conoce.

Uno de los abogados del presidente, Rudolph Giuliani, dijo ayer estar seguro de que Mueller no inculpará al presidente aunque acumule pruebas suficiente­s, pero el fiscal especial podría optar por redactar un completo y detallado informe y enviarlo al Congreso para que este, si apreciara indicios suficiente­s, abriera un posible proceso de destitució­n del presidente. Todavía es muy pronto para todo ello. De momento lo único seguro es que el Rusiagate ya ha cumplido un año y el enfrentami­ento entre Trump y Mueller continúa.

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