Salva ‘radical’ Sanchis
El coreógrafo manresano regresa al Mercat de les Flors con su nueva pieza ‘Radical light’
Injustamente desconocido en su tierra, Salva Sanchis (Manresa, 1974) es de los coreógrafos que hicieron carrera en la danza contemporánea en Bruselas, a través de la escuela P.A.R.T.S. de Anne Teresa de Keersmaeker. Formado en el teatro, Sanchis encontró allí profesores importantes, artistas en activo que ofrecían infinidad de talleres de máximo nivel.
“Aun viniendo del teatro me interesó lo que era propio de la danza. Si ves la danza como teatro sin palabras, te estás perdiendo la mitad”, asegura ese creador del movimiento puro. “Tenemos una capacidad innata para conectar con la danza y la música, hay que liberarse de ciertas reticencias”.
Tras el éxito de A love supreme, la pieza sobre música de Coltrane que firma junto a Keersmaeker y cuya revisión, al cabo de la década, se vio hace poco en el Mercat de les Flors, Sanchis interpreta ahora en el mismo escenario su última producción, Radical light. Acaso sí la última, pues tras 22 años en Bélgica ha regresado a Catalunya donde, dice, para sobrevivir hay que ser “coreógrafo y activista todo el tiempo” y no se ve con cuerpo. “En Bruselas te acostumbras a no tener que luchar contra las instituciones y los teatros”, advierte.
Reconocido profesor (los alumnos del Institut del Teatre tienen suerte ahora), en Radical light hace un ejercicio de reconexión entre esa parte intuitiva de moverse con la música –que él observaba en sus propios alumnos estando de fiesta– y la parte más diseñada y racional de la danza contemporánea. Son cinco bailarines, entre ellos el propio Sanchis, y la música es de dos figuras de culto de la electrónica de los noventa: Joris Vermeiren y Senjan Jansen.