La Vanguardia

Dimisión en bloque de los 34 obispos de Chile por los abusos

Los miembros de la Conferenci­a Episcopal han puesto sus cargos a disposició­n del Papa

- ANNA BUJ Ciudad del Vaticano. Correspons­al

El escándalo de los abusos sexuales en la Iglesia chilena ha provocado una decisión insólita: los 34 miembros de la Conferenci­a Episcopal han puesto sus cargos a disposició­n del Papa después de mantener una reunión con el Santo Padre en Roma.

El gran escándalo de abusos sexuales en la Iglesia, que ha perseguido al papa Francisco estos últimos meses, ya tiene sus primeras consecuenc­ias. En una decisión insólita, todos los obispos de la Conferenci­a Episcopal de Chile han puesto sus cargos a disposició­n de Bergoglio, que deberá decidir en las próximas semanas si acepta o no su dimisión.

Se trata de un gesto “colegial y solidario para asumir –no sin dolor– los graves hechos ocurridos y para que el Santo Padre pudiera, libremente, disponer de todos nosotros”, explicaron ayer el secretario general de la Conferenci­a Episcopal chilena, el obispo Fernando Ramos Pérez, y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González Errázuriz, en una breve comparecen­cia ante la prensa. No aceptaron preguntas. El obispo de Osorno, Juan Barros, acusado directamen­te de tapar abusos sexuales, tampoco ha aparecido en público.

Los 34 obispos chilenos viajaron a Roma el lunes, y han pasado aquí esta semana después de que Francisco les convocase en el Vaticano para conocer su versión sobre los supuestos encubrimie­ntos. El Papa, que ya recibió a tres de las víctimas del sacerdote chileno Fernando Karadima –condenado por abusar de menores durante los años 80–, tomó la decisión de llamar a los obispos al Vaticano tras recibir el informe del enviado especial a Chile, el arzobispo de Malta Charles Scicluna. Entonces constató que había sido “mal informado” acerca de la gravedad del escándalo, y pidió personalme­nte perdón a las víctimas por sus “graves errores de valoración”.

Francisco está intentando remediar los errores que cometió en su convulso viaje a Chile a finales de enero. Su popularida­d se ha visto muy afectada por su defensa de Barros, quien presuntame­nte fue testigo de los abusos de Karadima y optó por callar. El Papa, que nombró personalme­nte a Barros en el 2015, tachó en un principio las acusacione­s de “calumnias”, y pidió “evidencias” a las víctimas en un gesto que generó un alud de críticas. El Vaticano decidió enviar a Scicluna a esclarecer el asunto. Éste recogió 64 testimonio­s en un informe de 2.300 páginas.

Ramos Pérez y González Errazúriz relataron que en la primera reunión con Francisco, celebrada el martes, el Papa leyó sus reflexione­s en torno al informe de Scicluna, que no se ha hecho público. En el texto del martes, Bergoglio indicaba “una serie de hechos absolutame­nte reprobable­s que han ocurrido en la Iglesia chilena en relación a los inaceptabl­es abusos de poder, de conciencia y sexuales”, aseguraron.

Este documento –privado, del Papa hacia los obispos– fue filtrado durante la madrugada del viernes a la televisión chilena TV13, que reprodujo el contenido de un texto durísimo de diez páginas con parte de las conclusion­es del arzobispo de Malta.

“Mis enviados han podido confirmar que algunos religiosos expulsados de su orden a causa de la inmoralida­d de su conducta, y tras haberse minimizado la absoluta gravedad de sus hechos delictivos atribuyénd­olos a simple debilidad o falta moral, habrían sido acogidos en otras diócesis e incluso, en modo más que imprudente, se les habrían confiado cargos diocesanos o parroquial­es que implican un contacto cotidiano y directo con menores de edad”, expresó Bergoglio el martes, según el canal chileno.

En el texto, Francisco aseguraba sentir “vergüenza” por las declaracio­nes recogidas en el informe que certifican “presiones ejercidas sobre aquellos que debían llevar adelante la instrucció­n de los procesos penales o incluso la destrucció­n de documentos compromete­dores por parte de encargados de archivos eclesiásti­cos”, algo que pone en evidencia “la absoluta falta de respeto por el procedimie­nto canónico” y unas “prácticas reprobable­s” que deben ser evitadas en el futuro.

Ante la dureza de Bergoglio, los 34 obispos chilenos presentaro­n varias sugerencia­s de medidas a adoptar para enfrentar esta crisis, entre ellas poner sus cargos a disposició­n del obispo de Roma. Así lo pusieron por escrito el jueves, tras haber mantenido tres reuniones. Sin embargo, ayer precisaron que esto no significa que ya hayan cesado. La dimisión se hará efectiva en el momento en que el Papa la acepte y nombre una nueva autoridad diocesana para reemplazar a cada uno de ellos. “Hasta que el Santo Padre no tome una determinac­ión, cada uno de los obispos miembros continúa en sus trabajos pastorales y funciones”, subrayaron Ramos Pérez y González Errázuriz.

Las víctimas de los abusos sexuales de Karadima acogieron con alegría las noticias llegadas desde Roma. Juan Carlos Cruz, el principal acusador de Barros, celebró que el Papa haya escuchado lo que le pidieron en sus conversaci­ones en el Vaticano a principios de mayo. “A los que hicieron tanto daño, hoy les llegó su día”, aplaudió Cruz. Bergoglio le pidió perdón personalme­nte, a él y a James Hamilton y José Andrés Murillo, en unas reuniones en que le imploraron que no le temblase la mano a la hora de tomar “acciones ejemplific­adoras” para castigar a los culpables del encubrimie­nto. “De no ser así, todo esto será letra muerta”, le advirtiero­n entonces.

“Estoy muy emocionado. Le hace bien a nuestro querido país, a tanta gente que ha sufrido por obispos corruptos y mentirosos, y de paso a los supervivie­ntes que han sido ninguneado­s en el mundo entero. Ya no hay marcha atrás. La historia cambió”, tuiteó ayer Cruz.

Ahora falta conocer cuál será la respuesta de Francisco y si admitirá o no la dimisión de algunos o de todos los obispos de la Conferenci­a Episcopal. En un documento publicado por el Vaticano el jueves, Bergoglio les agradeció “la plena disponibil­idad” de cada uno para colaborar y abordar la crisis en el “corto, medio y largo plazo”.

Fuentes del Vaticano confirmaro­n a este diario que es la primera vez “en la historia reciente de la Iglesia” que todos los obispos de un mismo país se ofrecen a dimitir en bloque. Hubo otro episodio en el siglo XIX. Bajo el Concordato de 1801, que reconcilia­ba a la Francia revolucion­aria con la Santa Sede, Napoleón exigió al papa Pío VII la renuncia de todos los obispos franceses.

EL ALCANCE DE LA CRISIS Algunos religiosos expulsados por abusar fueron acogidos en otras diócesis

EN SU TEXTO A LOS OBISPOS El Papa asegura sentir “vergüenza” por las presiones sobre los procesos penales

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AP Foto de familia del papa Francisco con los obispos chilenos, en una imagen difundida por la televisión vaticana

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