Italia se aleja de Europa
Afalta de conocerse el nombre de la persona que ocupará el cargo de primer ministro y la composición del gabinete, el acuerdo de gobierno en Italia entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga –dos formaciones antiestablishment, populistas y euroescépticas– preocupa seriamente a las cancillerías europeas y amenaza con alejar a Italia –miembro fundador del tratado de Roma, origen de la actual Unión Europea– de las instituciones comunitarias. Los mercados han sido los primeros en mostrar su preocupación al dispararse la prima de riesgo italiana.
Y es que una lectura del “contrato de gobierno para el cambio” pactado por las formaciones que dirigen Luigi Di Maio y Matteo Salvini suscita inquietudes sobre la calidad democrática del futuro gabinete y sus relaciones con sus socios europeos, así como sobre el cumplimiento de las normas y los compromisos firmados por los Veintiocho. Y ello, pese a que las propuestas más radicales de los borradores finalmente se han suprimido. El documento de 57 páginas y 23 puntos clave incluye temas como la expulsión de inmigrantes irregulares y la renegociación del tratado de Dublín.
No menos importantes son los acuerdos en materia económica que prevén una bajada de impuestos radical con una especie de tarifa plana del IRPF, una renta de ciudadanía de 780 euros mensuales durante dos años y subvenciones a guarderías, pero sólo para familias italianas. Los firmantes calculan el coste de estas reformas en 15.000 millones de euros, pero muchos expertos elevan la cifra hasta los 100.000 millones y creen que no hará más que endeudar más al país. Otro punto estrella es que a partir del 2019 la edad de jubilación, en lugar de ser a los 67 años, se calculará mediante la llamada “cuota 100”, que permitirá jubilarse cuando los años de edad y los años cotizados sumen 100.
El acuerdo plantea también una reforma constitucional para reducir el número de diputados y senadores y un acercamiento comercial y militar a Rusia, desafiando así los acuerdos de la UE y las sanciones a Moscú por su anexión de Crimea. Los militantes grillini pudieron votar ayer este acuerdo, y los de la Liga podrán hacerlo en un referéndum informal hasta el domingo.
Se trata sin duda de un programa que se aleja de la austeridad y apuesta por una política de crecimiento para reducir el déficit público, que alcanza el 130% del PIB, una política que entra en colisión con las recomendaciones de austeridad de Bruselas. Ya no se habla explícitamente de salir del euro, pero se pide revisar la moneda única y la contribución italiana al presupuesto de la UE. Grillini y liguistas demandan revisar la gobernación económica europea. Un programa plagado de euroescepticismo, el mismo euroescepticismo que ha ido calando estos años en la sociedad italiana alimentado por las formaciones populistas ante la falta de respuestas desde Bruselas a la crisis económica y el drama migratorio que han afectado al país.
Han sido dos meses de negociaciones entre un partido antiestablishment y otro de extrema derecha para un acuerdo que dispara las alarmas en Bruselas por su desafío a las políticas comunitarias y por alejar a Italia del club europeo. La UE tiene razones para preocuparse, porque una Italia en clara disonancia europea abre un foco de inestabilidad con un socio de indudable peso político y económico en la Unión. El futuro papel de una Italia euroescéptica en la UE genera inquietud y grandes incógnitas.