La educación excluye a la mujer del sector tecnológico
Sólo el 13% de los estudiantes universitarios en carreras sobre nuevas tecnologías son mujeres
Bajo la estela del Mobile World Congress y a través de iniciativas como 5GBarcelona, la capital catalana pone rumbo a convertirse en una de las ciudades europeas más influyentes en nuevas tecnologías. Un objetivo que también significa la apuesta por una industria muy masculinizada. Aunque sus organizadores impulsan programas para revertir el problema y la situación va mejorando –en su última edición la presencia femenina llegó al 24%, tres puntos más que en el 2017–, año tras año en el gran congreso de los móviles cuesta encontrar a ejecutivas. En cambio, los estands están repletos de azafatas.
Por primera vez, el Ayuntamiento de Barcelona ha elaborado un informe que estudia al detalle el ecosistema tecnológico de la ciudad en clave de perspectiva de género. El estudio, realizado por Eticas Foundation e impulsado por la concejalía de Feminismes y LGTB y el comisionado de Tecnología, Innovació Digital y Barcelona Activa, evidencia la falta de mujeres en las empresas tecnológicas y, además, señala que la raíz del problema se halla en la educación.
Sólo una de cada tres personas (el 34,2%) que trabajan en empresas del ámbito de las TIC es mujer. El panorama es todavía más desolador si se analizan sus funciones. El 49% de las trabajadoras de estas corporaciones ocupan cargos administrativos. El 32% se dedican al marketing y el 19% al ámbito comercial. “Es imprescindible romper este techo de cristal”, señaló ayer durante la presentación del análisis la directora general de Barcelona Activa, Sara Berbel.
Las mujeres con trabajos de mayor responsabilidad en el sector TIC sólo suponen un 19,2%, según el estudio. Pero la presentación realizada en la sala de actos del Museu Picasso invitó al optimismo. La ponencia estuvo protagonizada por tres mujeres. Además de Berbel, intervinieron la concejal de Feminismos y LGTI del Ayuntamiento, Laura Pérez, y la presidenta del comisionado de Tecnología e Innovació Digital, Francesca Bria.
“La brecha de género comienza desde la infancia”, remarcó Pérez. El estudio retrata esta circunstancia. Apunta que ya en la educación primaria existe una “clara evidencia de estereotipos y roles de género”. Y el problema se va agravando a medida que se van superando etapas. En los libros de texto de secundaria tan sólo el 7,5% de los referentes culturales y científicos que aparecen son mujeres. Esto supone que las adolescentes no se sienten “representadas” y, por lo tanto, no escogen itinerarios científicos. Con todo, al llegar a la universidad las mujeres sólo representan el 13% de los estudiantes de carreras relacionadas con las TIC. En la formación profesional la situación no es mejor. En los ciclos de informática sólo hay un 6% de féminas. La coyuntura se invierte de forma radical si se analizan los estudios dedicados a la imagen personal, en los que hay un 93% de chicas.
El trabajo de Eticas Foundation también propone soluciones. Por ejemplo, recomienda introducir la reflexión sobre la infrarepresentación de las mujeres en los planes de estudio, fomentar los referentes femeninos en el ámbito tecnológico con campañas destinadas a romper los estereotipos y un pacto para impulsar
“Barcelona no será la capital tecnológica del sur de Europa sin el impulso de la mujer”, advierte Laura Pérez
políticas de inclusión en todos los niveles educativos.
Por otro lado, la investigación señala que de las más de 20.000 asociaciones existentes en Barcelona únicamente un 4% son de mujeres y tan sólo el 1% de estas trabajan en el sector tecnológico. También hay brecha salarial en las empresas TIC barcelonesas. El salario medio de una mujer durante el 2016 fue de 33.800 euros anuales, mientras que el de un hombre fue de 37.846. Una diferencia del 10%, aunque en otras industrias el porcentaje es del 22%. En este sentido, se aconseja trazar planes de igualdad en las empresas fomentando la conciliación , diagnosticar las desigualdades de género, dar visibilidad a las mujeres en grandes acontecimientos tecnológicos, favorecer la creación de redes de mujeres en el sector e identificar y valorar buenas prácticas empresariales.
“Es imposible que Barcelona consiga su objetivo de ser la capital tecnológica del sur de Europa sin el impulso de las mujeres”, advirtió la concejal Laura Pérez. Queda mucho trabajo por hacer.