Cristiano, dispuesto a pactar delitos fiscales para ir blanqueado al Mundial
Ahora todo son prisas. Cristiano Ronaldo declaró en julio del año pasado por los cuatro supuestos delitos contra la Hacienda pública de los que le acusa la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid. Y desde entonces ha habido muchos escarceos y sondeos para tratar de cerrar un acuerdo que le permitiera al jugador pagar y pasar página.
Pero había un inconveniente, el de que el delantero merengue siempre ha pretendido salir de su problema fiscal limpio de polvo y paja, sin aceptar delito ni culpabilidad penal alguna. Pagar, sí; pero asumir una condena, como Messi, ni hablar. Una cosa es competir en balones y botas de oro y otra en sentencias condenatorias. Y de ahí una larga historia de tiras y aflojas.
La dificultad de salir incólume del laberinto y, sobre todo, la proximidad del Mundial de Rusia, lo han cambiado todo. Ahora Ronaldo quiere pactar. Pero, cosas de la vida, Hacienda ha dejado la negociación en manos de la Abogacía del Estado, que es el organismo especializado que la representa ante las instancias judiciales, y los togados de este cuerpo, cansados del peloteo anterior, han decidido que ahora que han cambiado las tornas son ellos los que no tienen prisa.
Se podría pensar que, en estas circunstancias, la negociación peligra. Probablemente no. La Fiscalía y la Abogacía del Estado querían a Cristiano donde le tienen, dispuesto a aceptar sus presuntos fraudes a cambio de quitarse el dolor de muelas. Lo que puede variar, según cómo acaben las conversaciones, es la cuantía de las sanciones. Desde el principio se le reclamaron al delantero blanco 14,7 millones de euros. Hace un mes se había alcanzado un preacuerdo en torno a los 13 millones de euros. Se había convenido una pequeña –para Cristiano, desde luego que pequeña– rebaja. No hay una cifra cerrada, pero por ahí andará la cosa.
En fases anteriores, la defensa de Ronaldo, que ha pasado por más de unas manos, planteó pagar la mitad. Pero Hacienda y la Abogacía del Estado siempre estuvieron convencidas de que acabaría admitiendo que el fraude fue mucho mayor. Entre otras cosas porque aun en el caso de que la Fiscalía hubiera renunciado a su denuncia inicial y el juzgado hubiese decidido cerrar el asunto en el ámbito penal, por vía administrativa el jugador portugués hubiera acabado teniendo que pagar mucho más.
Lejos quedan, en suma, aquellas imágenes de Cristiano enfrentándose a la juez, en su declaración del año pasado, y diciéndole que él no sabe nada de impuestos, porque de lo que se ocupa es de jugar al fútbol. La defensa de Cristiano la ejerce actualmente un penalista de fuste,
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Juan Antonio Choclán, exmagistrado de la Audiencia Nacional, que con toda probabilidad le ha aconsejado que el pacto precocinado y guardado en la nevera es lo que más le conviene, desde todos los puntos de vista.
Entre otras cosas, porque la juez había hecho caso al Supremo –que en su sentencia sobre Messi aconsejó ir siempre a por los asesores–, y tiene entre los investigados a Jorge Mendes, agente de Cristiano. El ídolo blanco, en suma, buscaba una chilena fiscal, y lo que tiene en ciernes es una costalada.