La Vanguardia

“Mis hijos saben cuando acabo de escribir una escena subida de tono”

MEGAN MAXWELL ESCRITORA

- KIKE CALVO

Megan Maxwell es el seudónimo que usa la escritora española pero nacida en Nuremberg (Alemania) María del Carmen Rodríguez del Álamo Lázaro para firmar su libros, que se han convertido en superventa­s.

La suya es una historia de novela. Secretaria y ama de casa. Escribe por las noches y se convierte en autora de best sellers.

Jamás me lo hubiera imaginado. La realidad supera, casi siempre, la ficción. De niña, como otras muchas chicas, escribía en mi diario, pero nunca pensé que podría llegar a ser escritora y menos de éxito.

¿Qué contaba en su diario?

Lo típico. Querido diario, me gusta un chico que…

Lo suyo fue la novela romántica desde el inicio. Un flechazo.

Ese mundo me atraía porque mi madre era una gran lectora del género. Y me gustaba escribir.

La unión perfecta.

Sí (ríe). Aunque empecé en serio ya de mayor. Mi hijo pequeño enfermó de asma y me quedé en casa para cuidarlo. Limpiaba mocos y le daba a la tecla en el poco tiempo libre de que disponía.

Y así surgió su gran colección. Escribí seis libros. Los tenía guardados en el cajón. Hasta que un día me dio por fotocopiar uno y encuaderna­rlo. Lo repartí entre mis primas, mis amigas y le di uno a mi madre. Les encantó. Y me pidieron más. Así empecé.

Sus primeras guerreras Maxwell.

Sí, las originales. Ellas me animaron a que enviara los libros a editoriale­s. Sinceramen­te, no me veía publicando. Pensaba que eso era cosa de periodista­s, de ilustres con carrera o de personas que tuvieran padrinos. Y yo no tenía nada de eso.

Acumuló 14 años de negativas.

Decían que no entraba en el catálogo o que mis protagonis­tas eran mujeres con demasiado carácter. ¡Pues claro, como yo o mis conocidas! Fue un estímulo. Jamás desistí. Me dije: ahora que me habéis dado tantos noes, voy a ir a por el sí.

¿Cómo lo consiguió?

La oportunida­d surge cuando menos te lo esperas. La magia está ahí y a veces te toca.

Explíquese, por favor.

Me apunté a un curso online de escritura. Había que presentar un trabajo final. El mío tenía 350 páginas y pensé que si cada alumno entregaba algo similar, el profesor se iba a morir con tanta lectura. Decidí no hacerle una faena. Pero insistió, y al final, se lo envié.

¿Y ahí estaba la magia?

Me llamó al día siguiente entusiasma­do. Le pareció muy divertido. Y resultó que era editor. Fue mi primera publicació­n de verdad. Te lo dije (2009). Me hizo muy feliz.

Entonces culminó lo que se había propuesto, que la iba a liar parda cuando publicara.

Todavía no (risas). Salió mi segunda novela. Y luego llegó Planeta, a los que dejé de enviarles manuscrito­s porque siempre me los rechazaban. Me dieron la oportunida­d de escribir para un nuevo sello digital. Olvidé olvidarte. Fue muy bien.

Poco después, llegó el bombazo Pídeme lo que quieras.

Coincidió con el fenómeno de Cincuenta sombras de Grey. Me dijeron que si me atrevía con una novela erótica. Al principio, no me veía. Pero, me lancé. Un día antes de salir (12/XI/2012) tenía 35.000 visitas en mi web. Dos días después, mis seguidores se multiplica­ron por diez. Espectacul­ar.

Su carrera despegó. Llegó la trilogía. Y luego un éxito tras otro.

Un subidón (risas).

María del Carmen Rodríguez del Álamo Lázaro es su nombre original. ¿Se lo cambió

para vender más ejemplares? (Risas). No fue por eso. Siempre enviaba mis manuscrito­s como Megan, un nombre que me fascinaba por cuestiones familiares. Cuando salió mi primer libro, necesitaba un apellido. Y lo adopté de un cantante que me gusta mucho.

¿Dónde escribe?

En mi despacho, con mi ordenador de pantalla grande. Lo intenté con un portátil porque viajo mucho. Pero desistí. No me acostumbra­ba. Necesito mi espacio y mi aparato para escribir y ser yo misma.

¿Quién es?

Una mujer de mi tiempo. Tengo 53 años estupendam­ente llevados. Divorciada, dos hijos, una chica y un chico. Me llena estar con la familia, escaparme al campo e ir al cine. Seguidora de series como Anatomía de Grey, Chicago Med y La casa de papel. Nací en Alemania, de madre toledana y padre norteameri­cano. Llevé su amor a las letras, eso sí con un final de película, en

Hola, ¿te acuerdas de mí?

Tiene una gran colección de libros publicados: más de treinta en ocho años. Trabajo y trabajo. Soy muy metódica. De lunes a viernes de 9.30 a 20.30 h con una pausa para comer. Y luego atiendo a las redes sociales,

que llevo personalme­nte.

¿Qué es lo que más le piden?

Nada de proposicio­nes indecentes (risas). Me piden que escriba mucho. Y yo trato de complacer.

Usted escribe mucho y también vende mucho.

Soy muy afortunada. No llevo la cuenta. Me dicen que sobre 1,7 millones de ejemplares, en total.

A pesar de la piratería…

Sí. A los diez minutos de una nueva publicació­n, el libro ya está colgado gratis. el autor Es no una puede grandísima hacer nada putada. para Y evitarlo. Es Te tremendame­nte roban tu trabajo injusto. de meses. Como pan después si al panadero de hornearlo. le quitaran Por el suerte, Y muy tengo diverso. un público El muy universo fiel. Maxwell Tengo muchas es global. seguidoras en España, un mes, Brasil, salimos Argentina en Italia. o Chile. Hace poco En se más ha traducido difícil, y también, al inglés, al el ruso. mercado 14 idiomas ya, creo.

En Latinoamér­ica levanta pasiones. ¿Le cuento una anécdota?

Chile. Adelante. Aeropuerto. Un montón de personas gritan con entusiasmo. Me giro por si venía un futbolista, una actriz o un cantante famoso detrás de mí. Resultó que vitoreaban a Megan. ¡Mi madre y yo acabamos escoltadas por la policía! Fue impresiona­nte.

Lo que hace el amor.

El amor es de lo más importante de la vida. Lo malo es que casi siempre tiene fecha de caducidad. A pocas parejas les dura eternament­e.

¿El sexo dura más?

A veces (sonríe). Mis lectoras me piden consejos, como si yo fuera una experta y practicara todo lo que escribo. Menos mal que está San Google para documentar­nos.

Todo imaginació­n y documentac­ión ¿entonces?

(Risas) La verdad es que mis hijos descubrían enseguida que acababa de escribir una escena subida de tono.

¿Y eso?

Porque me reclinaba con la silla hacía atrás. Y prendía un cigarrillo, que fumaba con hondas inspiracio­nes.

El poder de la comunicaci­ón no verbal.

¡Hay que comunicar! Hay terapeutas que recomienda­n mis libros porque los protagonis­tas hablan abiertamen­te de sexo, lo que les gusta y lo que no. El placer se enriquece con la palabra.

Todas sus obras tienen un final feliz.

Sí. Lo busco y lo quiero. La vida ya tiene demasiados sinsabores. Prefiero acabar con una sonrisa en la boca.

“Escribo lo que quiero y me da igual que un cultureta venga a decirme nada”. Esa frase es suya. En efecto. La novela romántica no es de segunda categoría. Puede ser igual de buena que cualquier otra literatura. Además, se lee. No sé a qué viene que algunos la desprestig­ien. No es la novelita rosa de hace cincuenta años. Hablamos en clave femenina y tratamos problemas e ilusiones de una mujer contemporá­nea. Hay críticos que piensan que lo que vende mucho es malo. Me miran por encima del hombro, pero me da igual.

¿Podría ser la Corín Tellado del siglo XXI?

Uf, me queda mucho para eso. Ya me gustaría a mí parecerme a ella. Era muy avanzada a su época.

Una novela llena de erotismo, fantasías y morbo, y por supuesto con romanticis­mo. ¿Es esa la fórmula? Ni idea. Sólo sé que si escribes novela erótica debe ponerte a tono, igual que un thriller debe darte miedo. Lo demás se me escapa.

“La piratería es muy injusta, te roban tu trabajo de meses; es como quitarle el pan al panadero”

“Si escribes novela erótica, debe ponerte a tono, igual que un thriller debe darte miedo”

 ??  ?? La escritora Megan Maxwell, seudónimo de María del Carmen Rodríguez del Álamo, ha vendido 1,7 millones de ejemplares de sus más de treinta libros publicados
La escritora Megan Maxwell, seudónimo de María del Carmen Rodríguez del Álamo, ha vendido 1,7 millones de ejemplares de sus más de treinta libros publicados
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain