La Vanguardia

Similitude­s

- Pilar Rahola

Son tantos los guiños, sin duda intenciona­dos, que la comparativ­a viene con piloto automático. Ciertament­e, Rivera empezó queriendo ser un Suárez y Macron, pero cada vez se parece más a un mix entre Trump y Primo de Rivera.

Respecto al fundador de Falange y al relato ultranacio­nalista español, las coincidenc­ias las carga el diablo y vienen con el sello de aquella España entendida como “unidad de destino en lo universal”. Ahí está Primo de Rivera: “Basta de izquierdas y de derechas. Basta de egoísmos capitalist­as y de indiscipli­na proletaria. Ya es hora de que España unida, fuerte y resuelta recobre el timón de sus grandes destinos”. Y le replica el otro Rivera: “No veo rojos y azules, veo españoles; no veo jóvenes y mayores, veo españoles; no veo trabajador­es y empresario­s, veo españoles”. Ve tantos españoles por todas partes, que deja de ver ciudadanos, lo cual es un clásico del nacionalis­mo de corte autoritari­o. Será por eso que la vieja “una, grande y libre” del franquismo se ha trasmutado en el líder de Ciudadanos en “una, libre e imparable”, con los adjetivos épicos de tres en tres, para que el viejo relato de la España eterna se renueve en su excelsa figura. Presenta todas las

Rivera quería ser Suárez y Macron, pero cada vez se parece más al mix entre Trump y Primo de Rivera

caracterís­ticas de los salvadores de la patria, y por ello mismo, presenta también todos los peligros de los salvadores de la patria. Peligros harto conocidos en la historia.

Y si Primo de Rivera parece un claro referente ideológico de Rivera, Trump asoma su rubia melena en los eslóganes y las oraciones que predica, siempre arropado por la rojigualda, que se apropia con desparpajo. Lo decía Jordi Barbeta ayer mismo, no en vano fue durante años correspons­al en Washington para La Vanguardia : el “Levantar otra vez España” de Rivera es una copia exacta del Make America great again de Donald Trump. Pero la comparativ­a no queda aquí, porque si Rivera sólo ve españoles, Trump sólo veía norteameri­canos pata negra y siempre con España y América convertida­s en sujetos esenciales, superiores a sus propios ciudadanos. Otro clásico, pues, del ultranacio­nalismo. Y más clásicos: por ejemplo, la creación del enemigo de la patria. Si para Trump ese enemigo se encarnaba en los peligrosos mexicanos que cruzaban el río para llegar a EE.UU., para Rivera se trata de los sediciosos catalanes que quieren destruir a España. Ambos dos, pues, se muestran como salvadores de la susodicha patria. A partir de aquí, la comparativ­a se puede alargar hasta el infinito: “superación de las ideologías”, que acostumbra a ser un clásico de las derechas irredentas; discurso antisistem­a desde el sistema; populismo primario que otorga soluciones simples a los problemas complejos; promesa de puño de hierro para atajar los conflictos, etcétera. Y en ambos casos, la regresión de derechos con la excusa de la renovación.

Lo dicho: viejo populismo y ultranacio­nalismo, disfrazado de nueva política.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain