Un documental llena de estrellas el hotel Carlyle de Nueva York
Los productores de ‘Always at the Carlyle’ evitan que hable el ‘clarinetista’ del hotel
Ni las grandes instituciones tienen garantizada su supervivencia en Nueva York, la ciudad de las mutaciones. Lo que hoy es una referencia universal mañana puede ser otro establecimiento más de una cadena de farmacias.
Captar la esencia del viejo Nueva York y preservarla. Eso es lo que animó a Matthew Miele a realizar su documental Always at the
Carlyle, según comentó en la presentación en los cines Quad del Village neoyorquino. Siempre en el hotel Carlyle, una de las señas de identidad de la Gran Manzana, lugar cargado de historia y de historias en sus 87 años, que en el nuevo mundo equivalen a siglos de las culturas de largo recorrido.
Por este recinto del Upper East Side de Manhattan –en la confluencia de la Avenida Madison y la calle 76– han desfilado reyes, príncipes y princesas –el fervor que despertó Diana de Gales lo heredó su hijo Guillermo y esposa–, presidentes –son famosos los túneles por los que supuestamente John Kennedy se evadía de los guardaespaldas para irse de farra–, diplomáticos, multimillonarios, héroes populares, villanos, enemigos del capitalismo –Fidel Castro estuvo aquí–, músicos de leyenda, artistas de cualquier arte o cineastas y actores, estrellas del legendario Hollywood.
Los 90 minutos de metraje resumen 150 entrevistas en las que se combinan los invitados y los empleados. Algunos encontraron en este hotel su primera ocupación y, cumplidos los 60, continúan haciendo lo mismo, sea cargando maletas o sirviendo copas.
Earl Rose, desde hace 23 años pianista del Bar Bemelmans , rincón mítico en el hotel que atrae por igual a viajeros y a locales, se ha encargado de realizar la banda sonora. En su tarea trató de reflejar “el ambiente de los diferentes periodos de tiempo y la diversidad de los hospedados, desde la familia real británica a Michael Jackson o los Rolling Stones”.
El desfile de famosos resulta espectacular. Miele sostuvo que la participación de George Clooney tuvo una influencia determinante para que otros se decidieran. Harrison Ford o Bill Murray cautivan por su humor, aunque Clooney emerge como el favorito de los trabajadores. Otro que causa fervor, según las imágenes, es Jack Nicholson, que, pese a elogiar el proyecto, rechazó ser entrevistado.
Y, sin embargo, lo que se echa de menos es a una de las personalidades que identifica al hotel y uno de sus principales atractivos. Si por algo es famoso el Cafe Carlyle, tras la desaparición de Bobby Short, es porque los lunes toca el clarinete Woody Allen. En el filme se han incorporado escenas de su show. Pero, en medio de tantos testimonios, él no habla.
El director desveló que grabó una conversación y que Allen se mostró brillante. En esta época del movimiento #MeToo, de la rebelión de las mujeres contra los presuntos agresores sexuales, “me recomendaron que no lo pusiera”, confesó Miele.
El documental de Matthew Miele, y música de Earl Rose, cuenta con más de cien testimonios