La promesa de Colau en vivienda se queda a medias
La alcaldesa se comprometió a destinar 8.000 pisos a alquiler social en este mandato, pero deberá conformarse con 4.000
Las cuentas no salen. Aunque la alcaldesa de Barcelona Ada Colau se comprometió en campaña a incorporar 8.000 viviendas de alquiler social durante este mandado –la mitad construidos en solares del Ayuntamiento y la otra mitad pisos vacíos recuperados–, la hipótesis más generosa del concejal de Vivienda, Josep Maria Montaner, arrojó ayer una cifra de 4.500 pisos, de los que no todos estarán acabados e incluyendo cedidos de diferente índole. De hecho, fuentes municipales acabaron apuntando que las previsiones más buenas para final de mandato son 1.500 viviendas entregadas: 700 compradas y 800 construidas.
“Para hacer una promoción se requieren cuatro años y también son largos los procesos de compra”, apuntó Montaner en el balance que hizo junto al gerente de Vivienda Javier Burón y la gerente del Institut Municipal d’Habitatge, Àngels Mira, de un plan de Vivienda que fue una de las grandes promesas electorales de la alcaldesa Ada Colau. Un balance que se produce en un momento en el que, precisamente, la vivienda y el precios de los alquileres se han convertido en uno de los grandes problemas de la ciudad.
El titular de Vivienda, de todas formas, sacó pecho e insistió que los resultados de las iniciativas impulsadas en este mandato no se evidenciarán hasta el año 2022 cuando, explicó Montaner, la ciudad tendrá unas 13.000 viviendas sociales de alquiler frente a las 6.600 que tenía en el 2015, tras una inversión de 580 millones de euros. “En ocho años se habrá creado la misma vivienda de alquiler que en 80 años”, manifestó Montaner, que también defendió que en los 66 proyectos de promociones de vivienda municipal que están en marcha, en diferentes fases, el 80% de los pisos serán de alquiler: se cambia el paradigma.
Pero por lo que respecta a este mandato, el concejal de Vivienda desgranó que se han comprado 497 pisos y se han construido y entregado 557 viviendas –o se está en trámite de hacerlo–, mientras hay otros edificios en construcción que suman otros 665 pisos. Unas cifras que se corresponden en su mayoría, y no tuvo problemas en reconocerlo, a las previstas ya en la última etapa del gobierno municipal de Xavier Trias (cuando los comunes accedieron a la alcaldía había 666 viviendas de obra nueva con proyecto y 367 a la espera de licitación).
Montaner insistió en este punto que, al margen, hay otros 27 proyectos que suman un total de 2.222 viviendas y que se están concursando para ser adjudicados, además de otros 15, que suman 1.103 viviendas y que corresponden a las reservas del suelo sobre las cuales el Ayuntamiento ya ha iniciado los trámites necesarios para poder desarrollar los concursos públicos de adjudicación.
El concejal de Vivienda no hizo autocrítica, aunque sí que puso en tela de juicio el papel casi inexistente del Gobierno central y de la Generalitat, lo que entre otras cosas, apuntó, ha obligado a recurrir a financiación europea. Fuentes de la gerencia de Vivienda recordaron que en la actualidad el gobierno autonómico tiene un plan de trabajo en toda Catalunya que es de tan sólo cinco promociones, de las que tan sólo dos están en Barcelona y apenas suman unos 40 pisos. Y que además, aunque acaba de cerrar unas mil operaciones de compra por tanteo, tan sólo seis corresponden a la capital catalana.
El Consistorio espera que en el 2022 haya 13.000 viviendas de alquiler cuando en el 2015 eran 6.600