Las obras de una casa destapan la historia de Girona
Los arqueólogos hallan tramos de muralla romana del siglo III dC y de la época carolingia en un edificio del Barri Vell
Veinte siglos de la historia de Girona concentrados entre las paredes de una casa. Los arqueólogos que en los últimos meses han participado en el estudio previo a la rehabilitación de una vivienda del Barri Vell, que se convertirá en un edificio plurifamiliar, han hallado y catalogado una serie de elementos patrimoniales que permiten reseguir la evolución histórica de la finca, que los promotores del inmueble ahora deberán respetar.
Uno de los hallazgos más notables ha sido un tramo de unos 5 metros de muralla romana, construida en el siglo III d.C. sobre la muralla primigenia de la ciudad que data del siglo I a.C. En concreto, los trabajos han dejado al descubierto 2,5 metros de esta construcción defensiva y se estima que existen otros dos metros en un piso inferior. “Hemos podido documentar ese nuevo tramo que estaba escondido y engullido por construcciones posteriores en la casa actual”, destaca Maribel Fuertes, la arqueóloga que ha dirigido la actuación.
Fuertes explica que en el siglo IX, en época carolingia, se reforzó la muralla, que pasó a tener cuatro metros de anchura, el doble que la muralla romana, y se crearon torres de defensa cada 25 o 30 metros (la casa conserva una de ellas). No fue hasta el siglo XIII cuando se tuvo constancia de la existencia de una casa noble, documentada como el Castell de Bellmirall, que con el tiempo daría nombre a la calle donde se ubica. La arqueóloga añade que no fue hasta los siglos XV y XVI cuando la casa se situó sobre el cuerpo de la muralla. En esa época, el obispo de Sant Joan de les Abadesses, Miquel de Agullana, adquirió el edificio que fue objeto de una profunda remodelación. Los escudos que aparecen en puertas y ventanas tenían como misión dejar constancia de quién había pagado las obras. Otro de los elementos singulares de esta época que aún se conservan es el patio central con gárgolas del siglo XV. En este patio también se ha hallado un antiguo silo de grano de la época carolingia que demostraría que entre los siglos VIII y IX en esta parte de la ciudad todavía no se construía.
El edificio, situado en los números 2 y 4 de la calle Bellmirall, ha pasado por muchas manos a lo largo de su historia. En época moderna acogió un colegio de seminaristas y hasta finales del siglo pasado fue el antiguo archivo diocesano, propiedad del Obispado de Girona. Ahora, unos promotores construirán en él 14 pisos pero deberán integrar en el nuevo edificio todos los elementos patrimoniales descubiertos.
El Ayuntamiento de Girona tiene un protocolo que obliga a realizar estudios arqueológicos previos en edificios que se hallen en zonas catalogadas como puede ser el Barri Vell. La alcaldesa Marta Madrenas explica que el objetivo es doble: por una parte, poner en valor el patrimonio, pero también evitar sorpresas a los promotores cuando empiecen sus obras.
El Ayuntamiento obliga a realizar estudios arqueológicos en zonas catalogadas